Cary Grant: el caballero y el payaso

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“Si uno le pregunta a casi cualquier hombre en estos días quien le gustaría ser, con mucha frecuencia la respuesta es Cary Grant, mucho más a menudo que querer ser el Presidente de Estados Unidos”.
-Stanley Donen

Lástima que las aventuras de James Bond llegaran al cine apenas en los años sesenta, cuando ya la carrera de Cary Grant se encontraba en el ocaso, pues pocos actores tan apropiados como este para haber representado al agente 007. Grant era inglés, tenía el porte, la presencia, el carisma, la voz y el estilo para cumplir dignamente las funciones propias de aquellos puestos al servicio secreto de su majestad. Quizá fue en Notorious (1946) donde alcanzamos a verlo con más propiedad en esa faceta de espía sofisticado y galante. Pocos actores tan apuestos y a la vez tan talentosos como él ha tenido el cine de Hollywood, y pocos también tan arriesgados.

¿El motivo de esta última afirmación? Cary Grant abandonaba permanentemente su pedestal inmaculado de hombre de mundo y se entregaba –con asombrosa proclividad- de lleno a la comedia, burlándose de sí mismo y de la imagen que el cine le había construido, comprometiendo su imagen varonil para mostrarnos otro lado de su talento, uno que pocos galanes modernos serian capaces de exhibir con naturalidad. Se le veía tan a gusto en sus papeles cómicos, que parecía que su verdadera vocación era la de comediante, y que era su aspecto masculino el que no le favorecía para cumplir a cabalidad su rol inveterado de payaso bromista.

Cary Grant

Cary Grant, 1904-1986

Rey de la comedia romántica y adalid del screwball comedy, hizo de este género un arte mayor, al combinar magistralmente sus naturales dotes de galán con la fragilidad propia de quien se sabe blanco y generador de las carcajadas de sus congéneres. En la pantalla hizo pareja con las mujeres más talentosas y hermosas del cine, como Mae West, Katharine Hepburn, Irene Dunne, Rosalind Russell, Myrna Loy, Ginger Rogers, Jean Arthur, Rita Hayworth, Marilyn Monroe, Doris Day, Grace Kelly, Sofia Loren, Audrey Hepburn o Ingrid Bergman, algunas de las cuales hicieron, junto a él, los papeles más graciosos de sus carreras.

Bautizado con el improbable nombre de Archibald Alexander Leach, Cary Grant nació bajo el signo de Capricornio en los albores del siglo XX, el 18 de enero de 1904 en Bristol, Inglaterra. De origen muy humilde, era hijo de Elias James Leach, un sastre, y Elsie Maria Kingdon. La pareja ya había tenido otro hijo, muerto en la infancia a causa de meningitis tuberculosa, y Archie sería entonces su única descendencia. Un posible origen semita de esta familia es uno de los misterios de la biografía de Grant, quien siempre negó ser judío. A los nueve años su madre desapareció y al niño se le explicó que se había ido de vacaciones y luego que había muerto. En realidad su padre la había internado en un sanatorio mental. A la muerte de Elias, en 1935, el actor vino a saber que su madre estaba viva; la sacó del sanatorio y la instaló en Bristol. Elsie moriría a muy avanzada edad en 1973.

 Cary Grant, 1904-1986

Cary Grant, 1904-1986

Archie vivió su infancia, luego de la supuesta muerte de su madre, en casa de su abuela paterna, pues al parecer Elias tenía un hogar ilegitimo paralelo, y de ese modo no tenía que sostener dos casas. Su padre se despreocupó cada vez más del niño, que creció falto de afecto y de recursos económicos, considerando también que Inglaterra se embarcaba en la Primera Guerra Mundial. No fue nunca un gran estudiante, en el colegio se aficionó a los deportes e hizo parte de los Scouts. Un electricista que trabajaba en la escuela lo llevó a conocer el Hippodrome, un teatro de variedades que él había ayudado a electrificar. Ese sitio le fascinó y poco a poco se fue vinculando a la transescena teatral del lugar y del Empire, otro teatro de Bristol. Se sentía en casa entre las bambalinas, los reflectores y la magia del espectáculo. A los trece años huyó de casa para unirse a la tropilla acrobática y de variedades de Bob Pender, conocida como la Bob Pender´s Knockabout Comedians. Obligado a volver rápidamente al redil paterno, un año después regresó al grupo después de ser expulsado del colegio y, luego de aprender toda clase de trucos -que le serian muy útiles en su carrera fílmica- y de una gira en Inglaterra, se embarcó con el grupo hacia los Estados Unidos en julio de 1920.

El grupo de Pender hizo parte del espectáculo Good Times, que se presentó durante 455 funciones a lo largo de nueve meses continuos en Nueva York y luego en una breve gira. A mediados de 1922 Bob Pender regresó a Inglaterra, pero Archie y otros miembros del grupo se quedaron en Nueva York. Tras buscar oportunidades en variados oficios le ofrecieron integrar parte del elenco de la comedia Better Times y junto a sus antiguos compañeros se presentó como The Walking Stanleys. Cuando el espectáculo cerró se fueron de gira, pero en 1924 el grupo se desintegró.

 Thelma Todd y Cary Grant en Esta es la noche (This is the Night, 1932)

Thelma Todd y Cary Grant en Esta es la noche (This is the Night, 1932)

Archie empezó a probar suerte en todo tipo de empleos temporales en el vodevil, reemplazando a actores y a comediantes, pero sobre todo llenándose de experiencia con la comedia verbal, pues hasta eso momento sus destrezas eran mayoritariamente físicas. En 1927, los hermanos Hammerstein le ofrecieron un rol secundario como cantante en Golden Dawn, una comedia musical en Broadway que se presentó durante seis meses. Polly y Boom Boom fueron sus siguientes incursiones en la comedia musical, con relativo éxito. Tras esta ultima participación, la Paramount le hizo una audición (lo que se conoce como screen test), que fue calificado como negativo. Continuó trabajando en las tablas a lo largo de 1929 y 1930, pero la caída de la bolsa en Wall Street afectó con fuerza al mundo del teatro y cerca de la mitad de las salas de Broadway tuvieron que cerrar. Por esa época la Paramount lo contrató para un cortometraje, Singapore Sue (1931), pero nada trascendió de esa participación. Siguió intentándolo en el teatro con Nikki, junto a la actriz Fay Wray en septiembre de 1931, pero tras el cierre prematuro de la obra decidió que era hora de probar otras cosas. A Fay Wray le habían ofrecido hacer parte de una película, King Kong, y ella convenció a Archie de seguirla a California. Hollywood lo aguardaba.

Con Marlene Dietrich en Blonde Venus (1932)

Con Marlene Dietrich en Blonde Venus (1932)

Y en realidad así parece que fuera. A través del agente Walet Herzbrun conoció al director Marion Gering, quien quería hacerle un screen test a su esposa y le parecía que Archie podría interpretar a su contraparte. Gering lo llevó a una fiesta en la que le presentó a B.P. Schulberg, cabeza de producción de la Paramount, que accedió a la audición. Tras el, un contrato de 450 dólares a la semana y un nuevo nombre: Cary Grant. Cary era el nombre que había utilizado en Nikki y Grant provino de una lista previamente preparada para encontrar pseudónimos, una práctica muy común en Hollywood.

El contrato se firmó el 7 de diciembre de 1931, cuando Archie estaba cerca de cumplir 28 años. La intención del estudio era tener un sustituto para Gary Cooper, en caso de que el actor se pusiera “difícil”. La compañía quería demostrarle que no era imprescindible y que ya tenían otro actor que podía reemplazarlo. Cary Grant estaba dispuesto: utilizando como modelos a Douglas Fairbanks, Fred Astaire, Cole Porter y Warner Baxter, se propuso crear una personalidad propia que los resumiera a todos y que, al compendiarlos, los superara. Alguna vez él afirmó que su carácter en la pantalla “era una combinación de Jack Buchanan, Noel Coward y Rex Harrison. Pretendí ser alguien que yo quería ser y finalmente me convertí en esa persona. O él se convirtió en mi”. No habría en la pantalla un actor más sofisticado, sutil y mundano, y a la vez más frágil, más capaz de burlarse de si mismo y de su imagen impoluta. La combinación mostró ser efectiva.

Junto a Mae West en I´m No Angel (1933)

Junto a Mae West en I´m No Angel (1933)

Los ecos de la depresión todavía resonaban en Hollywood. El año en que Cary Grant fue contratado, la Paramount -bajo el mando de Adolph Zukor- había tenido perdidas por dieciséis millones de dólares. La compañía, que producía cerca de sesenta películas al año, no iba a arriesgarse a apostarlo todo a un novato. La mayoría de los trabajos iniciales del actor correspondían a papeles que Gary Cooper o George Raft no querían o no podían hacer. Esta es la noche (This is the Night, 1932), de Frank Tuttle, fue su primer crédito en el cine. De las siete películas que realizó ese año, la más importante fue Blonde Venus, donde estuvo al lado de Marlene Dietrich y a las órdenes de nadie menos que del irascible Josef von Sternberg. Sin embargo, fueron las dos películas que hizo junto a Mae West, She Done Him Wrong (1933) y I´m No Angel (1933) las que hicieron que el público empezara a fijarse en él. La West siempre insistió en que ella lo descubrió para el cine al elegirlo como su contraparte en el primero de los dos filmes, cuyo éxito prácticamente salvó al estudio de la bancarrota. Grant nunca reconoció el aporte de la actriz a su carrera: “No es cierto. Mae West no me descubrió. Yo ya había hecho cuatro películas antes de conocerla”, según refiere en Cary Grant. La biografía, de Marc Eliot.

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De esa época proviene su primer matrimonio, con la actriz Virginia Cherrill, en un enlace efímero que para marzo de 1935 ya era historia. A pesar de este fracaso, le aguardaban otras cuatro bodas durante su vida, las que nunca apaciguaron los rumores sobre una posible relación homosexual que sostuvo con el actor Randolph Scott. Los papeles secundarios y predecibles que le daban en la compañía empezaron a aburrirlo, más aún cuando obtuvo un sonoro triunfo al hacer parte de Sylvia Scarlett (1936) estando a préstamo para la RKO. Envalentonado por su popularidad y talento decidió no renovar su contrato con la Paramount y trabajar de manera independiente, una práctica nada usual en esos años y que se veía a todas luces como una jugada arriesgada. Las primeras ofertas provinieron de Columbia y RKO, y su primer triunfo en esta nueva etapa fue Topper (1937) para la MGM. Luego vendría La pícara puritana / Terrible verdad (The Awful Truth, 1937) para Columbia Pictures, otro resonante y divertido éxito. El estrellato estaba ya tocando la puerta.

Con Katharine Hepburn en Holiday (1938)

Con Katharine Hepburn en Holiday (1938)

Grant apareció a continuación en una sucesión de filmes excelentes, en cada uno de los cuales depuraba más su arte y aumentaba el brillo de su imagen: La fiera de mi niña (Bringing Up Baby, 1938), Holiday (1938), Gunga Din (1939), Sólo los ángeles tienen alas (Only Angels Have Wings, 1939), Ayuno de amor / Luna nueva (His Girl Friday, 1940), My Favorite Wife (1940) y The Philadelphia Story (1940). Para 1940, Cary Grant se había convertido más que en un arquetipo, en un estado mental. Todos querían ser como él. Todos. Incluso él mismo.

Recuerda el director Howard Hawks: “Lo he visto suceder una y otra vez. Un intérprete está ahí por años y nunca es más que satisfactorio. Entonces, de repente, se vuelve brillante. Es un asunto de confianza. Cary Grant se convirtió en una estrella cuando se tuvo confianza. Él está haciendo cosas ahora, pequeños gestos, expresiones faciales, que no se hubiera atrevido a hacer cuando recién llegó a Hollywood porqué carecía de confianza. Ahora la tiene. La confianza trae aplomo y brillo y lo que yo llamaría ‘estilo’ a un actor. Una vez que un intérprete lo tiene, relumbra al leer sus líneas y al reaccionar a ellas. En este momento, Cary Grant está ardiendo”. Hawks no se equivocaba, Cary Grant estaba mostrando cuanto era capaz de dar, lo que incluía burlarse de su imagen y embarcarse en una carrera cómica que muchos veían como peligrosa.

His Girl Friday, 1940

His Girl Friday, 1940

En la pantalla, Cary Grant no explotaba su imagen masculina, sino que la utilizaba como herramienta cómica, logrando –no que el espectador se reflejara o se identificara con él- sino más bien que sintiera que hacer el ridículo no era patrimonio de los físicamente poco agraciados y que había un hombre muy apuesto que también padecía chascos, engaños y pastelazos en el rostro. Lo resume el director George Cukor: “Ustedes lo ven, él no dependía de su aspecto. No era un narcisista, actuaba como si pensara que era sólo un hombre del común. Y eso hizo que todo fuera más atractivo aún, que un hombre bien parecido fuera divertido; eso era especialmente inesperado y bueno porqué pensamos, ‘Bien, si él es un Beau Brummell, no puede ser ni gracioso ni inteligente’, pero él nos demostró lo contrario”.

El arte cómico de Cary Grant era dual: físico y verbal. El físico se refiere a su capacidad de correr, brincar, tropezar y caerse sin perder nunca el aplomo, así como a los gestos y morisquetas que mantenía haciendo, entornando los ojos, y adoptando una variada gama de expresiones que empezaban casi siempre por la sorpresa y el pasmo absolutos, pues sus personajes –por lo general- eran hombres normales, nada extraordinarios, puestos en situaciones inesperadas y extremas. Su humor verbal se nutria de los parlamentos que le suministraban los guionistas, llenos de apuntes satíricos, sutil doble sentido y fina ironía humorística. Los diálogos -en muchas ocasiones improvisados por él mismo- eran por momentos tan rápidos que hay que captarlos en su idioma original para poder seguirlos apropiadamente y así captar la riqueza de los juegos de palabras en los que se metía como sin darse cuenta.

The Philadelphia Story (1940)

The Philadelphia Story (1940)

Pero esto no es todo, pues Cary Grant no era el único actor donde se conjugaban las características histriónicas mencionadas. Había algo más, derivado de su imagen carismática, que lo convirtió en una estrella no sólo reconocida, sino mítica. Cierta vulnerabilidad de su figura lo ponía cerca de nosotros. Las mujeres lo adoraban y los hombres no veían en él a una amenaza, sino más bien a un compañero, a un compinche con el que podían compartir aventuras, risas y desilusiones. Pauline Kael, la afamada crítica de cine, definió bien esta sensación cuando afirmaba que “Él se convirtió en Cary Grant cuando aprendió a proyectar sus sentido del absurdo a través de sus personajes y a hacer un estilo a partir de este loco sentimiento. Una vez que se dio cuenta que cada movimiento podía estilizarse para fines cómicos, los ojos saltones, la cabeza girada hacia arriba, las arremetidas y su caminar ligeramente desganado se volvieron tan ciertos como los trazos de un caricaturista magistral. El nuevo elemento de slapstick romántico en las comedias de mediados de los treinta – los atractivos cambios de roles y de humor- lo relajaron y lo avivaron. Al final, podía hacer lo que estaba entrenado para hacer y emergió un lado revoltoso y alegre de su naturaleza”.

Notorious (1946)

Notorious (1946)

En 1941 Cary Grant empezaría su asociación con Alfred Hitchcock, que se extendería a lo largo de cuatro largometrajes, Suspicion (1941), Notorious (1946), Para atrapar al ladrón (To Catch a Thief, 1955) e Intriga internacional (North by Northwest, 1959). El director inglés decía de él que “Podría actuar con un huevo podrido en la cara y seguiría pareciendo tan fascinante como siempre”. Para Hitchcock, Cary Grant representó en la pantalla el personaje que él siempre hubiese querido ser, es decir el héroe simpático y atractivo que conquistaba con facilidad a toda aquella mujer, generalmente rubia, que se cruzara en su camino, tal como él mismo lo expresara claramente: “La vida nos encasilla. Mírenme. ¿Ustedes creen que yo habría escogido lucir así? Habría preferido en la vida interpretar a un galán. Yo habría sido Cary Grant”. Curiosamente, el otro actor favorito de Hitchcock, James Stewart, representó en la pantalla al personaje que el obeso director creía ser: indeciso, débil, corriente.

Rodaje de Para atrapar al ladrón (To Catch a Thief, 1955): Hitchcock, Kelly, Grant

Rodaje de Para atrapar al ladrón (To Catch a Thief, 1955): Hitchcock, Kelly, Grant

Estas cuatro películas con Hitchcock nos muestran un Cary Grant -sobre todo en Suspicion y Notorious– interpretando un papel más ambiguo y menos diáfano que en el resto de su filmografía. Hitchcock quería jugar con las expectativas del público, acostumbrado a ver a Cary Grant desde una misma óptica, y hacerle pensar que su ídolo podía también ser un individuo con secretos que ocultar, con un misterio en su pasado, con un presente quizá no tan transparente. Hitchcock no iba a dejar que el carisma del actor se tragara la narración de los filmes y por eso lo esconde tras unos personajes que, a su vez, son símbolo diciente de su versatilidad y calidad como actor. La admiración que sentía Grant por él era evidente: “Hitchcock y yo teníamos una afinidad y una comprensión más profunda que lo que las palabras puedan expresar. Era un agradable ser humano y fuimos muy compatibles. Siempre me iba a trabajar silbando cuando trabajaba con él porqué todo en el plató era justo como uno aspiraba a que fuera. Nada alguna vez salió mal. Era tan increíblemente bien preparado, nunca conocí a nadie tan capaz. Era un hombre de gusto, inteligente, decente y paciente que conocía el negocio de la actuación tanto como conocía el suyo”, tal como lo relata en la biografia Cary Grant – A class apart, de GrahamMcCann.

Junto a Eva Marie Saint durante el rodaje de Intriga internacional (North by Northwest, 1959)

Junto a Eva Marie Saint durante el rodaje de Intriga internacional (North by Northwest, 1959)

A lo largo de su prolongada carrera no todos fueron éxitos. Hubo errores imperdonables como The Howards of Virginia (1940), Once Upon a Honeymoon (1942), Crisis (1950) o Room for One More (1952), o momentos en los que sacrificó la personalidad fílmica que había cultivado como en None But the Lonely Heart (1944), viéndose forzado y extraño. Pero eran más los aciertos: para Frank Capra haría Arsénico por compasión (Arsenic and Old Lace, 1944), una ingeniosa farsa que Grant consideraba su peor actuación; con Howard Hawks volvería a trabajar en las exitosas La novia era él (I Was a Male War Bride, 1949) y Me siento rejuvenecer (Monkey Business, 1952) con Ginger Rogers y Marilyn Monroe. Incluso Joseph Mankiewicz lo tuvo a su servicio en People Will Talk (1951). Gracias a su control absoluto sobre los proyectos que emprendía, sabia incluso con quien le gustaba trabajar, de ahí que sus directores favoritos fueran Hawks, George Stevens, Leo McCarey, Cukor y Hitchcock. De ellos decía que “Cada uno me dejaba liberarme durante los ensayos de cada escena, de la misma forma en que el grupo musical de Dave Brubeck improvisa alrededor de un tema central, sin perder nunca de vista el sentimiento original, la clave o el ritmo, sin importar que tan lejos fueran. Estos directores me permitían descubrir que tan lejos podía ir con confianza, mientras era guiado por la aprobación tranquila y sensible del director”.

Con Sophia Loren en The Pride and the Passion (1957)

Con Sophia Loren en The Pride and the Passion (1957)

Luego de Tú y yo / Algo para recordar (An Affair to Remember, 1957), Cary Grant se decide a crear su propia compañía productora, para lo que establece una sociedad con su amigo el director Stanley Donen. El primer lanzamiento de este ambicioso proyecto fue Bésalas por mí (Kiss Them for Me, 1957). Con Donen realizaría además Indiscreta (Indiscreet, 1958), Página en blanco (The Grass is Greener, 1960) y la recordada Charada (1963) junto a Audrey Hepburn.

A pesar de amenazar -e intentar- retirarse del cine desde principio de los años cincuenta, fue sólo tras Apartamento para tres (Walk, Don´t Run, 1966) y el nacimiento de Jennifer, su única hija, que Cary Grant tomó la decisión de abandonar definitivamente el cine. Según sus palabras “Era hora de bajarse del celuloide y unirse al mundo real”. En realidad sentía que el gusto de los espectadores ya no era el mismo, que el tipo de cine que hacía ya no tenía cabida. Tres años después la Academia de Hollywood le otorgaría un Oscar honorífico -presentado por Frank Sinatra- por el conjunto de su carrera, sin duda, un premio de consolación para un actor con todos los méritos para haber alcanzado el Oscar con alguna de sus interpretaciones individuales. Pasó el resto de su longeva vida como representante de la compañía Fabergé, como directivo de la MGM, embarcándose en su quinto matrimonio y haciendo presentaciones públicas. El sábado 29 de noviembre de 1986, a los 82 años, Grant falleció en Davenport (Iowa), víctima de un ataque cerebral masivo.

Charada (1963)

Charada (1963)

Nos quedan setenta y dos películas para recordar por siempre su calidez, su don de gentes, su imbatible vivacidad. Por eso, terminemos esta evocación con una anécdota festiva que nos regala Hellmuth Karasek en su libro biográfico Nadie es perfecto: a Billy Wilder, el genial director y guionista, le preguntaron alguna vez sí había alguna película que le habría gustado hacer pero que no hubiera logrado realizar. Y él respondió al respecto sobre una idea que tenía acerca de una película ambientada en la época de las cruzadas. “Se iniciaría con caballeros en sus brillantes armaduras que se preparaban para ir cabalgando hacia la guerra. Seguiría un montaje de los cruzados mientras les daban un beso de despedida a sus esposas y las encerraban en cinturones de castidad. Veríamos a los caballeros montar sus caballos y salir para Tierra Santa. Entonces haríamos un corte a una tienda modesta en una calle empedrada con guijarros. Un letrero en madera ondearía en el crepúsculo: ‘Pierre Cour de Lion, Cerrajero’. Luego nos moveríamos y veríamos por primera vez al cerrajero del pueblo. Sería Cary Grant”.

Publicado en La Revista Universidad de Antioquia no. 279 (Medellín, enero-marzo/05). Págs. 134-140
©Editorial Universidad de Antioquia, 2005

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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