El largo invierno de Ceylan

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La película turca Sueño de invierno, ganadora de la Palma de Oro en la 67ª edición del Festival de Cine de Cannes.

El viernes 16 de mayo de 2014, a diferencia, de los demás días en el Festival de Cine de Cannes, se exhibieron tres películas en competencia. Una de ellas tenía un horario inusual: las tres de la tarde. Y una duración particular: tres horas y dieciséis minutos. Además era una mezcla de función de prensa con gran gala, incluyendo la entrada triunfal, entre aplausos y unánime clamor, del director y su séquito de actores. “Parece que ya ganó” me comenta una periodista catalana que tengo al lado en el abarrotado Grand Théâtre Lumière, cuyas 2.300 sillas no dieron abasto en esa jornada. Era apenas el tercer día del Festival y todo parecía dispuesto para que Nuri Bilge Ceylan se llevara a casa la Palma de oro por su película Sueño de invierno (Kis uykusu, 2014) así no la hubiéramos visto aún.

Ceylan estaba haciendo muy bien la tarea en Cannes. Su cortometraje Koza (1995) concursó en la selección oficial. En el 2003 su tercer largometraje, Distante, ganó el Gran Premio del Jurado y el premio al mejor actor; Los climas (2006) fue nominado a la Palma de oro; con Los tres monos (2008) obtuvo el premio al mejor director y con Érase una vez en Anatolia (2011) volvió a ganar el Gran Premio del Jurado. Ya era hora del galardón mayor, si es que la acumulación de méritos previos es un parámetro para otorgarlo. Parece que sí.

Nuri Bilge Ceylan con la Palma de oro en sus manos

Nuri Bilge Ceylan con la Palma de oro en sus manos

El realizador, guionista, productor, montajista, actor y cinematografista turco Nuri Bilge Ceylan nació en Estambul el 26 de enero de 1959. Su polifacético accionar le permite controlar y darle unidad a su obra fílmica. Ceylan tiene una concepción muy rigurosa y precisa de la escenografía: la atmósfera –por lo general opresiva- que rodea a sus personajes parece definirlos. El director opta por planos largos, visualmente muy poderosos. Ahí habitan seres que tratan de conjurar sus crisis existenciales convocando a la palabra. Sus personajes hablan, debaten, discuten, gritan. Desde el tema más pueril hasta la disertación más profunda, todo es digno de ser expresado. Heredero del cine de maestros como Bergman, Antonioni y Angelopoulos, Ceylan es un discípulo aventajado que Cannes acaba de consagrar.

En Sueño de invierno, que The New York Times catalogó como “cháchara filosófica sobre la vida y la muerte, el bien y el mal, la belleza del mundo natural y el arte de la conversación”, Ceylan da menos importancia a sus preciosistas intenciones estéticas para centrarse en las conversaciones de los protagonistas y hacer de ellas su eje narrativo. Aydin (Haluk Bilginer) es el propietario de un hotel virtualmente enclavado en las montañas de la Capadocia turca. Aydin vive ahí junto a su hermana divorciada y a su joven esposa Nihal (Melisa Sözen). El planteamiento dramático –celotipia, sumisión de género y estrato social, despliegue vanidoso de poder, arrogancia y ansias de control- está mediado por extensos diálogos, de herencia teatral, que tratan de hacernos recordar el espíritu de Bergman en Escenas de la vida conyugal (1973), pero sin su capacidad de conmovernos.

Sueño de invierno es un filme ambicioso, arriesgado y exigente. Tres palabras que sedujeron a un jurado que esta vez -quiero creerlo así- premiaron la trayectoria juiciosa de un director que ha mostrado antes mejores cartas.

Publicado en el suplemento “Lecturas” del periódico El Tiempo (Bogotá, 06/07/14). Pág. 29
©Casa Editorial El Tiempo, 2014

Winter sleep poster

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