George Cukor, el fabricante de diosas

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El neoyorquino –de padres húngaros- George Dewey Cukor nació el 7 de julio de 1899 y falleció a los 83 años, el 24 de enero de 1983. Dirigió películas en Hollywood durante cincuenta años ininterrumpidos, entre 1930 y 1981. Si algo caracterizó su prolífica carrera fue su preferencia por las actrices, que parecían dispuestas siempre a brindarle sus mejores interpretaciones. Según la actriz Tallulah Bankhead, Cukor era capaz “de sacar a relucir lo mejor de cada mujer”.

El hecho de que Cukor fuera homosexual contribuía a la devoción que le otorgaban las actrices, que se sentían a salvo con él. “George satisfacía esta necesidad. Una mujer iba a su plató y se sentía absolutamente segura. Y segura significaba que el director no iba a presentarle más exigencias que las propias de la película”, recordaba el productor y director Joseph Mankiewicz.

En homenaje a su brillante trayectoria y a su exquisita sensibilidad como director de actrices, recordemos a diez estrellas en diez películas de George Cukor, ese excelso “domador de leonas”.

Jean Harlow: Dinner at Eight (1933)A2

La primera película que el productor David Selznick y Cukor hicieron para la MGM fue Dinner at Eight, que no solo contaba con un impresionante reparto coral, sino que además tenía como atractivo adicional a esa Kitty Packard que interpretaba –felina, sensual y muy tonta- la rubia platinada Jean Harlow, que con esta película se elevó al estrellato. Cukor la había visto en Red Dust (1932) y estaba seguro de sus capacidades como comediante. “Una chica ruda y a la vez muy femenina, como Mae West”, afirmaba. No se equivocó.

Amén de su actuación, en la que literalmente se roba el show y convierte a Dinner at Eight en una de las sátiras sociales más agudas e inteligentes del cine, la Harlow se reserva para la secuencia final de la cena un estrecho vestido de satín que causó furor y marcó tendencia en la moda del momento. Estaba lista para hacer Bombshell (1933) y Reckless (1935) y brillar tan fuerte como fugazmente. Murió a los 26 años de edad.

Greta Garbo: Camille (1936)A3

La Garbo era el activo más importante de la MGM en esa época y su director habitual, Clarence Brown, iba a dirigir solo una de las dos películas planeadas para ella ese año. El productor Irving Thalberg le ofreció una a George Cukor, que optó por un remake de La dama de las camelias.

Parecía sencillo trabajar con una mujer tan hermosa como la “divina” Greta Garbo, pero la actriz sueca era absolutamente reservada y distante. Por completo radiante y profesional una vez las cámaras se encendían, se ganó rápidamente el respeto y la admiración de Cukor, que poca dificultad tuvo para dirigirla. “Sepa que no creo que actuar tenga nada de maravilloso; no me siento tan orgullosa de ser actriz”, le dijo durante el rodaje. La Margarita Gautier de Greta Garbo es Hollywood en su forma más esplendorosa. Es la elegancia y la sensibilidad de George Cukor al servicio del arte de un actriz hermosísima en un rol nada complaciente: el cinismo y el desdén –primero reales y luego fingidos- de esa cortesana francesa que sucumbe al amor, no eran tan fáciles de aceptar.

Greta Garbo obtuvo por Camille su tercera nominación al Oscar. Actuaría de nuevo para Cukor en el que sería su último papel en el cine, La mujer de las dos caras (Two-Faced Woman, 1941).

                                                                       Katharine Hepburn: The Philadelphia Story (1940)A4

Fueron ocho las películas en las que Kate actuó para Cukor y esta es especialmente significativa para él, pues fue su primer gran éxito después de la tormenta que representó haber sido despedido de Lo que el viento se llevó (1939).

The Philadelphia Story era una exitosa obra teatral que Kate Hepburn interpretaba en las tablas y cuyos derechos eran propiedad de Howard Hughes, quien se los vendió a la MGM con la exigencia de que la propia actriz protagonizara la película. En ese punto Kate y Cukor habían hecho ya A Bill of Divorcement (1932), Mujercitas (1933), Sylvia Scarlett (1935) y Holiday (1938) y se conocían muy bien. El productor del filme, Joseph Mankiewicz, afirmaba que en esta película “ambos eran a la vez más viejos y más sabios, y trabajaron juntos muy bien. George la tranquilizaba y Kate necesitaba relajarse”.

El filme es una punzante crónica de la alta sociedad de Filadelfia, en la víspera del segundo matrimonio de la caprichosa heredera Tracy Lord, que entenderá que tiene que pagar un precio por los vaivenes de su corazón. A Kate la acompañan Cary Grant y James Stewart, que ganó el Oscar por esta película. ¿Qué más se puede pedir?

                                                                       Joan Crawford: A Woman’s Face (1941)A5

Tras dirigirla en The Women (1939) y Susan and God (1940), Cukor era el realizador perfecto para llevar a cabo el proyecto más arriesgado de Joan Crawford: hacer con A Woman’s Face un remake de una película sueca que había protagonizado Ingrid Bergman en 1938, acerca de una mujer con la mitad del rostro desfigurada.

Cukor y el director de fotografía Robert Planck contribuyen a la efectividad de este relato, convirtiéndolo en un thriller de arriesgada composición visual y con una narración fracturada de múltiples flashbacks que permiten reconstruir la historia de una mujer marcada en el rostro, pero con una profunda cicatriz en el alma, que lentamente va sanando ante nuestros ojos gracias al amor y a la bondad.

Cukor quería mucho a Joan Crawford y fue su amigo antes que su jefe. A Woman’s Face es una película que requería mucho valor por parte de su estrella y mucho tacto por parte del director. Ambos factores se dieron. La actriz solía mencionar que el premio Oscar que recibió un año después por Mildred Pierce había sido en realidad por su papel en A Woman’s Face.

                                                                      Ingrid Bergman: Gaslight (1944)

A6Adaptación de la obra teatral Angel Street, de Patrick Hamilton, Gaslight supone para Cukor sumergirse en un thriller sicológico en la Inglaterra victoriana. La solidez del guion le permite desenvolverse con soltura y permitir el lucimiento de Ingrid Bergman, que fue prestada por David Selznick a la MGM para hacer este papel, el de una mujer frágil al que su esposo (Charles Boyer) hace pensar que está perdiendo la razón. Sin embargo la robustez de la actriz parecía ir en contra de la caracterización de una mujer atormentada. “Personalmente pensaba que no había ninguna razón por la que una chica saludable no podía convertirse en una víctima aterrorizada. Parecía incluso más impactante”, decía el director.

La puntillosa y detallada dirección de Cukor logró el milagro en la pantalla, pese a que esa actitud a veces exasperaba a la actriz. Ingrid Bergman ganó el Oscar por Gaslight.

                                                                 

Judy Holliday: Born Yesterday (1950)A7

Un gran éxito teatral en Broadway desde su estreno en 1946, la comedia Born Yesterday fue protagonizada en los escenarios por Judy Holliday, una actriz prácticamente desconocida, que le fue sugerida al productor Max Gordon. Harry Cohn, el presidente de Columbia Pictures compró los derechos de la obra y ofreció la dirección del futuro filme a Cukor.

Tras considerar a muchas actrices experimentadas para el rol y tras haber descartado a Judy, a quien Cohn consideraba una “fulana gorda judía”, esta apareció junto a Katharine Hepburn en otro filme de Cukor, La costilla de Adán (Adam´s Rib, 1949), donde adrede se le hizo destacar. Cohn fue persuadido y la novata actriz brilló con luz propia en esta comedia donde una corista logra –por medio de la educación que le ofrece un hombre que la ama- adquirir conciencia de sus actos y recuperar una dignidad que no creía ya tener. Judy ganaría el Oscar como mejor actriz por este filme, derrotando a Bette Davis y a Gloria Swanson. Las otras dos películas que Judy Holliday hizo para Cukor fueron The Marrying Kind (1952) y It Should Happen to You (1954).

                                                                     Judy Garland: A Star is Born (1954)A8

Tras diez años en la MGM, Judy Garland fue despedida por el estudio en 1950. La consideraban desgastada y no confiaban en ella. Su manager y tercer esposo, Sid Luft, se la llevó de gira como cantante en escenarios de Nueva York y Londres, y pronto estuvo lista para volver al cine. El regreso iba a ser apoteósico: un remake de A Star is Born, estrenada originalmente en 1937.

Con los derechos adquiridos y luego vendidos a la Warner, Luft buscó un director y Cukor era el primero de la lista. Aceptó sin dudarlo. Iba a ser su primera película a color y una de las primeras en las que se emplearía el proceso de CinemaScope. El enorme talento –y la compleja personalidad- de Judy Garland hicieron el resto. Este musical es una de las cumbres de la carrera de Cukor y sin duda representa el mejor papel de la actriz, interpretando a la cantante Esther Blodgett, que se enamora de un actor autodestructivo que, sin embargo, la lleva a la cima.

Durante el rodaje de una intensa escena que sucede tras el suicidio de su amado, y que Garlad resolvió en dos tomas, Cukor la felicitó. “Oh, eso no es nada. Ven a mi casa cualquier tarde. Lo hago cada tarde, pero en casa solo lo hago una vez al día”, le respondió la actriz.

                                                                       Ava Gardner: Bhowani Junction (1956)A9

Una novela de John Masters dio origen a esta película ambientada en la India en 1947, cuando los ingleses están abandonando el país y los comunistas hindúes intentan impedir que Gandhi controle la nación. Todo apuntaba para un filme épico y de aventuras.

Pero a Cukor no le interesaban los aspectos políticos, sino ante todo la historia de amor entre un oficial inglés y Victoria Jones, una mujer hija de padre inglés y madre india. El director estaba entusiasmado con la bella Ava Gardner a quien encontraba “enormemente expresiva y sensible”. Fascinado con ella diseñó unas escenas demasiado sensuales para el bienestar del filme. La censura y los sobrecostos de rodar en Inglaterra y Pakistán dejaron en el piso de la sala de montaje de la MGM la versión más interesante y sustanciosa de Bhowani Junction. “Eran unas escenas eróticas maravillosas. Las censura las eliminó todas”, recordaba Cukor.

Lo que sí quedan son unos arrobadores primeros planos de su esplendoroso rostro y una secuencia nocturna de un intento de violación, que fue de una profunda intensidad emocional para la actriz. “En ese momento estaba enferma de pánico, como si hubiera estado luchando por mi vida”, recordó Ava.

                                                                    Marilyn Monroe: Let´s Make Love (1960)A10

Esta película era una obligación contractual que Marilyn tenía pendiente con la 20th Century Fox y que el estudio le exigía cumplir. A la actriz se le propuso un guion de Norman Krasna, titulado The Billionaire en el que alternaría junto a Gregory Peck, pero el actor se retiró cuando la actriz sugirió cambios que hacían disminuir el rol protagónico masculino.

Al final su pareja en la pantalla sería el francés Yves Montand, con quien la actriz tendría un romance que agrietaría aún más su relación con Arthur Miller y pondría tensión adicional a un rodaje que no fue fácil. George Cukor decía de Marilyn que “era muy dulce, pero yo realmente no tenía comunicación alguna con ella. Uno no podía llegarle… como director tuve poca influencia en ella, todo lo que yo podía hacer era conseguirle un clima agradable. Cada día era una agonía y una lucha para ella, solo para llegar allá”. Pese a eso Let´s Make Love es una de las mejores películas de la diva, un musical divertido, inteligente y autoreflexivo.

Cukor la dirigió además en el proyecto que Marilyn dejó inconcluso al momento su muerte, Something’s Got to Give (1962) del que solo quedan hermosos fragmentos.

                                                                       Audrey Hepburn: My Fair Lady (1964)

A11Interpretar a Eliza Doolittle era un sueño para Audrey desde que en 1956 había visto el musical My Fair Lady en Nueva York. Ahora era su turno de hacerlo realidad al interpretarla en la pantalla. El productor Jack Warner había comprado los derechos y se había embarcado en una producción de diecisiete millones de dólares con Cukor al frente de este enorme transatlántico lleno de elevados valores de producción. La inclusión del diseñador, fotógrafo y vestuarista Cecil Beaton al grupo de trabajo representó para el director una intromisión difícil de aceptar.

La actriz era amiga de Beaton, lo que generó los celos de Cukor. Audrey tuvo que complacer los requerimientos y caprichos de ambos. Sin embargo, pese a sus esfuerzos para aprender y al millón de dólares que recibió como honorarios, no tenía la capacidad vocal requerida y en pleno rodaje se tomó la decisión de doblar todas sus interpretaciones en el filme. Marni Nixon pondría la voz y ella los gestos.

Una decisión polémica que afectó a una actriz tan digna como ella, la única integrante del reparto principal que no fue nominada al Oscar. Quien sí lo recibió –por primera y única vez- fue Cukor, un justo premio a un hombre que fue un alfarero de estrellas, diosas y divas.

Publicado en el suplemento “Generación”, del periódico El Colombiano (Medellín, 03/02/13). Págs. 10-12
©El Colombiano, 2013

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

George Cukor (derecha) en el plató de Dinner at Eight (1933). En el centro, la diva Jean Harlow

George Cukor (derecha) en el plató de Dinner at Eight (1933). En el centro, la diva Jean Harlow

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