La fugacidad…: Boyhood, de Richard Linklater

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Sin que casi lo advirtiéramos, pasó por nuestras pantallas un filme realmente importante y que ameritaba una mejor fortuna. Me refiero a Boyhood (2014) de Richard Linklater, una película-ensayo que fue rodada a lo largo de doce años y que nos narra la vida de Mason, un niño que cuando lo conocemos tiene alrededor de 6 años y que cuando la cinta concluye ya está en la universidad. Linklater utiliza al mismo actor, Ellar Coltrane, y a los mismos miembros del reparto que conforman su familia, así que lo que veremos es como él y su hermana mayor crecen, mientras sus padres (Ethan Hawke y Patricia Arquette) envejecen frente a nuestros ojos.

No hay letreros ni indicaciones explícitas que nos indiquen cuanto tiempo ha transcurrido, simplemente el flujo de la narración nos empuja naturalmente hacia el futuro, mientras mínimos cambios en el vestuario, el corte y el color del pelo, la irrupción de ciertas tecnologías y algunas referencias políticas nos indican que los años van pasando. Linklater no es ajeno a este tipo de experimentos: Tape (2001) fue rodada en tiempo real, y él es el autor de una famosa trilogía: Antes del amanecer (1995), Antes del atardecer (2003) y Antes de la medianoche (2013) que durante 18 años ha seguido las andanzas existenciales y afectivas de una pareja interpretada siempre por Julie Delpy y Ethan Hawke, a los que hemos visto cambiar física y mentalmente junto a nosotros.

Como si se tratara de esas imágenes tomadas con fotografía a intervalos, en las que plantas pasan súbitamente de botón a esplendorosa flor en un instante, durante los 165 minutos de Boyhood vemos las transformaciones que el tiempo provoca en un ser humano, observadas sin fisuras, sin solución de continuidad narrativa o visual, con un flujo constante y natural. Parecemos mirando un álbum fotográfico familiar donde aquel que era un niño simpático es ya un adolescente taciturno. En el álbum aparecen las celebraciones, las ceremonias, los pequeños eventos vitales que son comunes a todos: lo mismo aparece en Boyhood.

No hay un drama especialmente significativo, no hay un giro narrativo contundente. Lo único que hay es la constatación implacable y atemorizadora de nuestra fugacidad, de nuestro paso temporal por esta existencia. Y eso, créanme por favor, no es poco.

Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (Bogotá, 26/10/14). Pág. 3, sección “Debes hacer”.
©Casa Editorial El Tiempo, 2014

Las cambios físicos de Ellar Coltrane a través de Boyhood (2014)

Las cambios físicos de Ellar Coltrane a través de Boyhood (2014)

boyhood poster

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