Quizá el amor te libere: Hasta los huesos, de Luca Guadagnino

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Hay un hilo conductor –hereditario, generacional, vocacional, impuesto… califíquenlo ustedes- que engarza, por ejemplo, a Bonnie and Clyde (1967), Badlands (1973), True Romance (1993), Asesinos por naturaleza (Natural Born Killers, 1994) y Hasta los huesos (Bones and All, 2022). Todas tienen como protagonistas a amantes en fuga, seres locos de amor que son a la vez psicópatas, criminales, soñadores encerrados en su propia burbuja, individualistas condenados… las películas sobre lovers on the lam -así llamadas- repiten un mismo patrón, solo matizado por la mirada del director y la época en la que fueron hechas o en las que transcurren.

Hasta los huesos (Bones and All, 2022)

A diferencia de Arthur Penn, Malick, Scott y Stone, Luca Guadagnino no es estadounidense, sino italiano, y Hasta los huesos pretende ser su americana, su película transcultural, su filme homenaje, por eso hizo lo que Fritz Lang realizó al llegar exiliado: su segunda película en Hollywood fue Sólo se vive una vez (You Only Live Once, 1937), un filme sobre amantes en fuga, lo que lleva implícito ser una película de carretera. Y nada más norteamericano que un filme on the road. Lo mismo pensó Guadagnino, que sumó además un elemento gore que lo diferenciara aún más de sus colegas. Ese elemento ya estaba presente en la novela juvenil de Camille De Angelis, Bones and All, publicada en 2015, y que desde el lenguaje sublima lo terrorífico de su tema, el del canibalismo, entendido como un rasgo distintivo inevitable e insaciable. La protagonista es Maren, una antropófaga adolescente, que cuenta el relato en primera persona, refiriéndose a esos sucesos de sangre casi como si reflejaran encuentros sexuales. Novela de coming of age, guarda similitudes a las novelas de la saga de Crepúsculo, de Stephenie Meyer. El vampirismo congénito y no adquirido, y que implica no solo succionar la sangre de la víctima, sino devorarlo, se convierte en el tipo de canibalismo que padece Maren y los que son como ella.

Hasta los huesos (Bones and All, 2022)

La película de Guadagnino reemplaza la sutileza de De Angelis por el shock explicito que, por ejemplo, Claire Denis exhibió en Trouble Every Day (2001), una película que unía canibalismo y pulsión sexual en un mismo instinto. Los primeros treinta minutos de Hasta los huesos pueden generar comprensible rechazo y malestar entre el público sensible, pero a partir de ahí, la película –después de ese golpe de efecto, sin duda gratuito- recupera el cauce romántico de la novela original y deriva en una película on the road, en la que Maren, que tiene 18 años al comenzar la película, encuentra compañía y amor en Lee (Timothée Chalamet), un joven que comparte su misma sed. Ambientada en 1988, la película es paradójicamente recatada a la hora de mostrar la relación física entre ambos, su ámbito es romántico, no sexual. Los brotes de violencia que aparecen posteriormente en la narración, que es episódica, se asemejan a los de cualquiera de las películas de este género, cuando uno de los miembros de la pareja se ve en peligro.

Hasta los huesos (Bones and All, 2022)

El encuentro entre Maren (una magnifica Taylor Russell) y Lee es el encuentro de dos soledades, de dos seres abandonados que deben darse entre sí el amor que otros les han negado. En la diferencia se encuentran y se identifican. Se saben distintos, pero lo que buscan -sobre todo Maren que es la más reflexiva- es aceptarse, ponerse en paz con ella misma, con lo que es. Dejar de sentirse culpable por una sed de la que no tiene culpa, que hace parte de su naturaleza. Hasta los huesos quiere hablarnos sobre la diferencia y la autoestima del que no es cómo los demás y que quiere adaptarse, a su manera, a un mundo que lo rechaza, y que parece no estar preparado para tolerar al que es distinto. Maren es mestiza, lo cual suma un elemento nada despreciable a la lista, ya larga, de diferencias.

Hasta los huesos (Bones and All, 2022)

El mensaje quizá está un poco subrayado, pero es efectivo, tanto como la trama de thriller que va a derivar en un clímax que no es difícil de suponer, pero que es sublime en su concepción trágica. “Quizá el amor te libere”, le dice otro “comedor”, a Lee una noche frente a una hoguera a campo abierto. A lo mejor estaba pensando en el amor que devora, el amor que arrasa con todo. La entrega total, final, la unión de cuerpos absoluta, extrema, deliberada, que salva tanto como consume. La unión liberadora, la única posible para Maren y Lee.

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A. – Instagram: @tiempodecine

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