Barómetro afectivo desajustado: Los climas, de Nuri Bilge Ceylan

Compartir:

Múltiples honores preceden a Nuri Bilge Ceylan, el director turco que este año obtuvo en Cannes el galardón al mejor director por su película Los tres monos. A Colombia llegó ya su filme previo, Los climas (Iklimler, 2006), protagonizado por él mismo y por su esposa, Ebru Ceylan, que representan a una pareja en crisis, compartiendo los últimos y dolorosos instantes de su vida común.

Lo más llamativo de Los climas es su aproximación formal, que honra la bella labor del director de cinematografía, Gokhan Tiryaki. La película está compuesta por largos planos fijos que van configurando -entre el sol del verano y la nieve invernal- una atmósfera decididamente contemplativa, que tiene evidentes ecos del cine de Michelangelo Antonioni en sus silencios siempre a tiempo, en su rigurosa puesta en escena y en su arriesgado estatismo que intenta reflejar, sin temor a exigir compromiso y paciencia del espectador de cine, el desajuste afectivo que vive su protagonista masculino, Isa, confundido y perdido en medio de una desazón que lo abruma y lo hace perseguir viejos amores y volver a buscar a su esposa sin tener claro para qué, en medio de una sed que parece asfixiarlo.

Los climas (Iklimler, 2006)

Los climas (Iklimler, 2006)

Infortunadamente para el público sus motivos tampoco son diáfanos. La actitud errática y casi ebria de Isa lo distancia de nosotros, que pronto dejamos de interesarnos en él y en su conflicto carente de auténtico drama. Realmente el poder reflejar con suficiencia en el celuloide los estados climáticos del alma no es empresa fácil -pensemos en maestros como Bergman, Bresson, Kieslowski-, y en este punto Nuri Bilge Ceylan queda con una deuda pendiente. Algo falló en el guion -escrito por él mismo-; quizá faltó sensibilidad, motivaciones claras de los personajes. El punto es que no logra conmovernos en el aspecto dramático, que nos deja en el exterior de los protagonistas, que no logramos acceder a su interior, sólo a su rabia con ellos mismos.

Sin embargo, no es posible descalificar esta película: con Nuri Bilge Ceylan estamos ante un artista que pone frente a nosotros una propuesta estética que está a años luz de lo que convencionalmente vemos en nuestras pantallas.

El director es valiente en sus decisiones formales, es arriesgado en su deslumbrante concepción fotográfica y no teme proponer imágenes que le exijan al espectador. A este tipo de autores inteligentes hay que seguirlos de cerca y aplaudir sus osadías, así sean fallidas: están haciendo el tipo de cine que necesitamos ver.

Publicado en el periódico El Tiempo (Bogotá, 10/07/08). Columna Cine, pág. 1-20
©Casa Editorial El Tiempo, 2008

nuri-bilge-ceylan-iklimler_780x1040-z0vb5brs6c

Compartir: