Una justiciera discreta: La asesina, de Hou Hsiao-Hsien
Ahí está aunque no lo sepamos. Por momentos parece que la vemos, para luego fundirse entre las cortinas de seda y desaparecer, mimetizada entre las telas y la oscuridad. Ella en cambio nos ve. Acecha y vigila protegida por la oscuridad, por las sombras y los visos que dan las telas entre las que se esconde. Es una asesina entrenada profesionalmente para matar. Pero esta mujer joven y silenciosa que escucha y observa a sus futuras víctimas en sus momentos de intimidad experimenta algo impensado y que la hace frágil: siente compasión por ellas.
Tras trece años ha vuelto a su hogar en la provincia china de Weibo, con una misión específica encomendada por su maestra en las artes marciales y en las del crimen. Una misión que es, además, una prueba en la que debe demostrar el calibre de la que está hecha. La joven asesina se llama Nie Yinniang (la bella actriz Qi Shu) y fue entregada cuando aún era muy joven a una monja y tía suya para que la formara. Terminó convertida en una hermosa justiciera. Ahora vuelve y con ella regresan también los recuerdos de lo que su infancia fue en medio de la corte de Weibo, pues Nie Yinniang es familiar del fallecido gobernador de la región. Los símbolos del afecto y del pasado, los trazos de la memoria, los rostros largamente añorados, los sentimientos que algún día existieron, todo vuelve de repente a ella, complicando una misión de por sí nada sencilla. Le sorprende sentir que su corazón late aún, que se siente humana y con vínculos hacia los suyos.
Estamos en el siglo IX, cuando China era gobernada por la dinastía Tang. La provincia militar de Weibo ha mostrado su beligerancia frente al emperador. Ahora está regentada por Tian Ji’an (el actor taiwanés Chen Chang), un joven gobernador cuyos asesores no le dan claridad frente a la estrategia política y militar que debe asumir en su mandato. Para complicar las cosas se entera que una misteriosa mujer vestida de negro ha entrado al palacio enfrentándose y derrotando a la guardia, y que ahora lo vigila. ¿Quién será esa mujer? ¿Qué busca? ¿Por qué lo ha elegido a él?
Este es el planteamiento superficial de La asesina (Cìkè Niè Yinniáng, 2015), el retorno del director taiwanés Hou Hsiao-Hsien que no estrenaba un largometraje desde El vuelo del globo rojo (Le voyage du ballon rouge, 2007). Y lo hace incursionando en el género wuxia, el de las gestas de los espadachines renegados, los míticos bandoleros y los vengadores implacables. No teme, sin embargo, decepcionar a los seguidores del wuxia comercial, acrobático y que desafía las leyes de la gravedad, pues las secuencias de acción de La asesina no solo son breves sino que además están ceñidas a las capacidades de saltar, correr y dar patadas de un ser humano. Y no teme, repito, porque su intención no es hacer un filme de esas características. Basándose en un relato breve de Pei Xing, llamado “Nie Yinniang”, escrito en el siglo IX, Hou Hsiao-Hsien se rodeó de especialistas en el periodo Tang –novelistas, dramaturgos, guionistas- y a ocho manos elaboró un guion que ante todo intenta ser fiel a una época, a la reconstrucción cuidadosa de ambientes, vestuario, ritos y conductas.
Su filme entonces es una maravilla visual, un espectáculo rodado en 35mm y en escenarios naturales de Mongolia y de la provincia de Hubei aprovechando la luz natural y solazándose en ella. El tema es una mera disculpa para el disfrute sensorial contemplativo que el director propone con sus tomas largas y estáticas, con sus planos generales, con el contraste entre la luz y el verde de los exteriores, y la penumbra y el rojo de las recamaras donde habitan los protagonistas, ataviados con un boato de una exquisitez indescriptible. Para él la narración pasa a un segundo plano (incluso no hace ensayos con los actores y el guion cambia con frecuencia durante el rodaje), embelesado en la forma en ese viaje al pasado que nos propone y que aspira a que sea lo más fidedigno posible.
Lo cual nos lleva a una contradicción: La asesina es una bellísima experiencia visual –incluso enmarcada en un formato académico (1.33:1)– pero es una película cuyo relato cuesta seguir ante la profusión de nombres, rostros orientales que ante nuestros ojos son semejantes, unos personajes y unas relaciones entre ellos definidas con ligeros trazos (incluso dos de las actrices tienen personajes duplicados) y una trama muy poco estructurada. El espectador tiene que saber que se va a enfrentar con una obra y con un director cuyo propósito no es contarle un relato de la A a la Z, sino introducirlo en un laberinto visual del que cada quien supone e inventa su propia salida. No, no se queda atrapado. Sale y al volver a la luz recuerda con admiración la experiencia en la que estuvo inmerso.
Hou Hsiao-Hsien presentó este filme en el Festival de Cannes de 2015 y ahí obtuvo el galardón al mejor director. Ese diciembre la revista británica Sight and Sound escogió a La asesina como la película del año. Reconocimientos a la fidelidad a un estilo, a una poética de la contemplación, en silencio, de la belleza. Antes que se escape y muera.
©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.
La página web The Film Stage ( https://thefilmstage.com) realizó un infográfico con el árbol familiar del filme, que creo que puede ser muy útil para hacerle claridad a los espectadores que vieron La asesina: