La parada de los monstruos: Ed Wood, de Tim Burton

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“Yo creo que, quien sabe, el día de mañana podría convertirme en Ed Wood”.
– Tim Burton

¿Quién era Edward Davis Wood Jr.? Un hombre con el ego y las aspiraciones de Orson Welles y una centésima parte de su talento, había nacido el 10 de Octubre de 1924 en Poughskeepie (Nueva York), hijo de padre cartero y madre joyera. Dramaturgo, guionista, actor y director, Wood intentó hacer de todo sin tener éxito en ninguna de sus múltiples empresas. Sus filmes principales, Glen or Glenda, Jail Bait, Bride of the Monster y Plan 9 from Outer Space son una mezcla de ramplonería, truculencia, mal gusto, efectos especiales caseros, descuido en el montaje y fallas protuberantes en la continuidad. En algunas de ellas se explotó además la ya desgastada figura de Bela Lugosi, incluso después de que este hubiera muerto. Trasvestista declarado, en los años sesenta Wood derivó hacia el softcore y hacia el alcoholismo.

Murió en 1978, a los 53 años, enfermo por la bebida y totalmente arruinado. El culto, entre socarrón y enfermizo, hacia su imagen y su obra se iniciaría en su país después de su deceso. Dos años después del mismo se le honraba con el título de “Peor director de todos los tiempos” en el libro The Golden Turkey Awards de Michael y Harry Medved, lo cual acrecentó aún más la curiosidad malsana hacia su filmografía.

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Ed Wood (1994)

“Crecí amando Plan 9, que es una película que uno ve de niño y permanece. Y luego más tarde, Wood es reconocido como el peor director del mundo, y luego empieza a ser un poco más conocido y entonces hay festivales, y allí muestran sus películas y todo el mundo se ríe de ellas. Pero la cosa es que cuando uno ve sus películas, sí, son malas, pero son especiales. Hay alguna razón por la cual estas películas permanecen aquí, más allá del hecho de que son puramente malas. Hay cierta consistencia en ellas y cierto tipo de arte extraño. Quiero decir, son distintas a cualquier otra cosa. Él no deja que cosas técnicas como cables visibles y malos platós lo distraigan de su narrativa. Hay una torcida forma de integridad en eso”. Es Tim Burton refiriéndose a un personaje y a una obra que se antojaban material de primera línea para el niño freak de Hollywood, que así como Wood con Lugosi, había tenido una relación maestro-discípulo con Vincent Prize, y por eso -entre otras cosas- existe Ed Wood (1994): ” “Hubo un aspecto de su relación con Bela Lugosi que me gustaba. Él se hizo su amigo al final de su vida, y sin saber realmente como había sido eso, me conecté con él al nivel que lo hice con Vincent Price, en términos de cómo me sentía acerca de él. Conocer a Vincent tuvo un increíble impacto en mí, el mismo impacto que Ed debió haber sentido al conocer y trabajar con su ídolo. Y luego había este extraño grupo de gente que se juntaba con Ed. Me gustaban. Me gustaba su idea. Me gustaba que eran totalmente idos y que ellos mismos pensaban que estaban haciendo cosas grandiosas, pero no era así. “

Ed Wood (1994)

Ed Wood (1994)

Si uno va hacer una película sobre quien es considerado el peor director de cine de la historia, es fácil caer en la tentación de hacer una sátira feroz, que enfatice los aspectos más ridículos del personaje y de su entorno, haciendo una caricatura despiadada de alguien de quien en vida ya se burlaban sin disimulo. Pero en esta película Tim Burton no cayó en ese lugar común y sintió compasión -esa es la palabra exacta- por ese personaje a quien describe como un ser optimista, un visionario con muchas ideas pero de poco talento. Esta aproximación no es nueva ni circunstancial. Es indiscutible que al director le importan sus personajes, los quiere de veras –no es sino recordar El gran pez (Big Fish, 2003)- y eso marca la diferencia.

Afortunadamente el humanismo de Tim Burton lo salva de la frialdad del cine de terror, al que nunca ha querido asomarse: su arte es otra cosa, algo más sutil e inteligente, más dirigido a conmover el espíritu y a remover algunos temores subliminales e infantiles del espectador de cine, antes que a insultarlo con una exhibición gratuita de sangre y gore barato. A él le gustan los marginales de la sociedad, los seres que intranquilizan y desagradan: a su veneración por actores como Vincent Price y Christopher Lee hay que sumar los personajes de su cine como Batman, Constable Ichabod Crane, Willy Wonka y Emily, la prometida de ultratumba de El cadáver de la novia. Pero mirénlos de cerca y verán la mano del director consintiéndolos, haciéndolos cobrar vida, respirar, intentar ser felices.

Ed Wood (1994)

Ed Wood (1994)

A Burton le gustaba la ilusión, el entusiasmo y el apasionamiento del personaje, aunado a su capacidad de negación frente a la realidad de su propia torpeza, de su absoluta falta de talento. El director divide a la gente entre los que critican y los que hacen, poniéndose siempre del lado de estos últimos, sin importar que los resultados se parezcan al cine que en vida hizo Edward Davis Wood Jr. Lo que a Tim Burton le interesa no es la anécdota sino la pasión, la fe que Wood irradiaba, ignorante que su principal obstáculo para triunfar era él mismo. De esa forma construye, con la acertada actuación de Johnny Depp, un personaje verosímil, tridimensional, capaz de transmitir emociones sinceras a un espectador que observa la dignidad con que Burton lo dibuja a él y al grupo de outsiders que lo rodeaban, gente con una enorme confianza en ese hombrecillo que les prometía el éxito que nunca en su vida les había acompañado.

Ni siquiera respecto al travestismo del personaje se permite Burton un desliz: hay mesura y elegancia en este tema que Wood sin duda disfrutaba. “Ahí esta, el trasvestismo es parte de su vida. Lo que no me ha gustado del trasvestismo en las películas es que es una broma fácil y no se porqué. No me gusta eso, no quiero convertirlo en una gran broma. Es sólo parte de su vida. Pienso que algo de eso es divertido. Él era un heterosexual al que le gustaba hacer eso. Lo comprendo, la ropa de las mujeres es más confortable. Cuando uno entra a un almacén de ropa, el vestuario para las mujeres es el mejor”, declaraba Burton. “Hay un momento en la película que amo, no es gran cosa, es algo que siempre me ha gustado desde el guion. Es cuando le cuenta a su esposa, Kathy, y ella simplemente lo acepta, sin ningún escándalo. Es un momentito simple, pero es una especie de fantasía para mí. Pienso que lo que me impacta es que es una aceptación simple, algo que raramente se consigue en la vida. La gente rara vez te acepta por lo que tu eres, y cuando eso ocurre, incluso a un nivel simple, es grandioso”. En la sencillez de esa aceptación -hacia el trasvestismo, hacia la incapacidad intelectual, hacia la torpeza- deposita Burton su credo en este filme.

Ed Wood (1994)

Ed Wood (1994)

Pero sin duda donde la mirada de Burton se hace más sensible es en la descripción de la relación entre Wood y Bela Lugosi. El gran actor húngaro se encontraba en completa decadencia cuando Burton lo vinculó a sus proyectos. Venía de hacer cosas como Abbot and Costello meet Frankenstein (1948) y Bela Lugosi meets a Brooklyn gorilla (1952) cuando se topa con un hombre que tiene fe y que le profesa el respeto que ya nadie más le brinda. ¿Cómo no oírlo? Para Wood esa relación fue la de la búsqueda de un padre y para Lugosi se transformó en una dependencia emocional en donde no se daba cuenta que se estaba explotando su imagen. El gran actor Martin Landau, bajo el maquillaje provisto por Rick Baker, encarnaría con enorme convicción el papel de Lugosi. La intensidad que le da a su caracterización es consecuente con las intenciones de homenaje sensible que Burton pretendía. Con justicia la Academia de Hollywood premió a Landau con un Oscar como mejor actor de reparto por este filme.

Martin Landau y Johnny Depp en Ed Wood (1994)

Martin Landau y Johnny Depp en Ed Wood (1994)

Luego de Batman returns (1992), Burton produjo El extraño mundo de Jack (The Nightmare Before Christmas, 1993) y Cabin boy (1994), y estaba listo para dirigir otro filme. Se encontraba asignado y programado para dirigir Mary Reilly, pero fue reemplazado precipitadamente por Stephen Frears. Al parecer Columbia Pictures tenía prisa de llevar a cabo el proyecto y presionó a Burton, quien prefirió retirarse del mismo. Mientras tanto, se interesó en realizar esta biopic sobre Wood, a partir de un borrador de diez páginas que Larry Karaszewski y Scott Alexander, los guionistas de las películas Problem Child, habían presentado al director Michael Lehman. Este se lo pasó a su productora, Denise Di Novi, quien a su vez se lo mostró a Burton. Aunque inicialmente Lehman iba a dirigirlo, cuando fracasó el proyecto de Mary Reilly, Burton quiso dirigirlo él mismo. Karaszewski y Alexander entregaron en seis semanas un guion de 147 páginas, que Burton leyó y aprobó sin sugerir reescrituras. “Habían aspectos en el personaje y su asunto con Bela Lugosi a los que inmediatamente respondí. Lo que es grandioso acerca de Ed Wood, es su aspereza y que no es por completo una biopic realista”.

La película empezó a desarrollarse en Columbia, pero cuando Burton decidió que la rodaría en blanco y negro, el jefe del estudio -Mark Canton- exigió control sobre el filme antes de empezar el rodaje y más tarde puso el proyecto en el congelador, lo cual hizo que estudios como la Fox, Warner y Paramount se interesaran en rescatarlo y acogerlo. Sin embargo Burton decidió aceptar una oferta de Disney, quienes había producido El extraño mundo de Jack. Con un presupuesto de apenas dieciocho millones de dólares la compañía se sintió segura y le dio total autonomía creativa. El rodaje se inició en agosto de 1993 con un Johnny Depp en estado de gracia.

Ed Wood (1994)

Ed Wood (1994)

Ed Wood se estrenó el 7 de octubre de 1994, pero a pesar de las buenas críticas y de los premios recibidos, la película fue un fracaso en las taquillas, el primero de este director. “Amo la película, estoy orgulloso de ella. Es sólo que nadie vino a verla. Supongo que si yo fuera como todos los demás, le echaría la culpa a una mala campaña publicitaria. Pero eso es demasiado simplista”, explicaba.

Quizá el público esperaba una versión más irónica de la vida de Wood, no una sublimación tan humana. Pero Tim Burton estaba convencido que su aproximación era la correcta, la que Edward Davis Wood Jr se merecía: no la ciega adoración de un cultista enfermizo, sino la ilusionada mirada de un hombre que no se siente muy lejos de su personaje y que supo respetarlo y admirarlo a su manera. “La película termina mostrándolo muy optimista, mientras maneja pensando que ha hecho, con Plan 9, su filme más grande. En realidad su historia se vuelve más trágica. Su vida es tan mala, tan redundante, que se hace cada vez más negativa, pero nosotros sólo le dejamos ser él mismo y la cinta se termina en ese punto”. Con eso bastaba.

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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