Reconciliándose consigo mismo: Rocketman, de Dexter Fletcher

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En su canción I´m still standing, Elton John canta “luzco como un verdadero sobreviviente, pero me siento como un niñito”, una frase que resume bien el espíritu que subyace a Rocketman (2019), la biopic sobre este showman que dirigió Dexter Fletcher: Elton John se nos presenta como un artista que logró superar debilidades, carencias y vicios, pero que en el fondo sigue siendo aquel niño inglés llamado Reginald “Reggie” Dwight –tal como él fue bautizado- que a gritos pide que lo abracen y lo quieran. La película se antoja entonces un ejercicio de reconciliación de Elton John con él mismo, con su pasado maltrecho, con sus decisiones inseguras, con su impulsividad y excesos.

Pero no por esto se trata de un filme narcisista o hagiográfico, sino que luce como un periplo vital auténtico y poco complaciente, dotado con todas las luces y sombras que hacen parte de la existencia de una figura pública de su tamaño. Si bien el artista y su marido David Furnish fueron coproductores de la película, el guionista Lee Hall –el mismo de Billy Elliot (2000)- contó con una libertad ciertamente llamativa y saludable. También Elton John sabe que su pasado, sus andanzas y tropiezos, son tan conocidos y difundidos que proponer en la pantalla una versión de su vida “saneada y purificada”, habría sido un absurdo.

Rocketman (2019)

Por esto mismo Rocketman es la película arriesgada y novedosa que Bohemian Rhapsody (2018) nunca fue. Donde esta última es convencional y temerosa de ir a afectar la figura de Freddie Mercury –y por ende la taquilla- el filme de Dexter Fletcher toma todos los caminos espinosos: contiene números musicales completos donde los personajes empiezan a cantar con su propia voz y se va conformando una coreografia de música, canto y baile; las elipses narrativas lucen vigorosamente creativas; las relaciones y encuentros homosexuales de Elton John son explícitos y verosímiles; y por encima de todo, la letra de las canciones se usan como parte integral de la narración y están vinculadas orgánicamente a la historia del personaje, demostrando tanto su origen autobiográfico como su perfecto emplazamiento dentro del guion.

Rocketman (2019)

Por supuesto que Rocketman no sería lo que es sin la interpretación protagónica del actor y cantante británico Taron Egerton, que no solo fue capaz de caracterizar con toda propiedad a Elton John, sino que además cantó con su propia voz (algo que Rami Malek no hizo en Bohemian Rhapsody), ofreciéndonos su versión de unos temas populares que estamos acostumbrados a escuchar con el registro de Elton John, pero que acá cobran nueva vida y sobre todo un nuevo sentido: ahora entendemos lo que representan para la vida de este showman, algo que sin Rocketman y el compromiso artístico de Taron Egerton no hubiéramos comprendido.

Rocketman (2019)

Vuelvo ahora de nuevo a I´m still standing. La canción fue lanzada en 1983 dentro del álbum Too Low for Zero y sirvió para que la carrera de Elton John resurgiera después de cuatro discos consecutivos fracasando. Todas las canciones de ese álbum fueron escritas por su amigo y colaborador, el compositor Bernie Taupin (en la película es interpretado por Jamie Bell), algo que no ocurría desde 1976. Con ese resurgir dentro de un equilibrio físico, mental y artístico concluye Rocketman. Lo que hemos visto en el metraje previo es la vida –extravagante, excesiva, escandalosa- de un hombre con un don. Y ya sabemos lo peligroso que es contar con una habilidad extraordinaria.

Elton John lo experimentó en carne propia, padeció los rigores de la fama y el éxito, tocó fondo, pero sobrevivió para contarlo y de ese testimonio se nutre Rocketman, una cinta que le dio la oportunidad –he ahí al cine haciendo lo imposible- de abrazar a ese niñito tímido que un día fue y pedirse perdón mutuamente. Créanme, eso no es poca cosa.

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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