La fierecilla indomable: Amor a primera vista, de Thomas Cailley

Compartir:

Al revisar el notable palmarés de Amor a primera vista (Les combattants, 2014) se asombra uno del bajo perfil que tuvo su estreno en este país: la película debutó en Cannes en la sección “la quincena de los realizadores” y allí obtuvo las tres distinciones que se entregan, y además se alzó con la otorgada por la FIPRESCI. Este año en Francia fue nominada a nueve premios César y ganó tres: mejor opera prima, mejor actriz (Adèle Haenel, de 26 años) y mejor actor revelación (Kévin Azaïs). Además consiguió el premio Louis Delluc al mejor debut. Aquí de eso nada se supo. Antes debemos estar agradecidos de que se haya estrenado y que con ese título en español -desbordante en originalidad- alguien se haya atrevido a verla.

Supongo que para nuestros distribuidores/exhibidores fue difícil tratar de decidir cómo venderla y promocionarla. ¿Era un drama? ¿Era una comedia? ¿Era un romance? En realidad era de todo un poco, pero no en las dosis que habitualmente consumimos provenientes de Hollywood. El novato director  Thomas Cailley –en quien han recaído la mayoría de los premios mencionados– no trata de imitar los modelos norteamericanos de comedia romántica, sino que propone una variante discreta más acorde con la tradición fílmica de su país.

Durante la primera parte del filme me sentí en una cinta de Eric Rohmer por la naturalidad y sencillez del planteamiento: los dos hijos de un hombre que ha fallecido asumen su negocio de carpintería y diseño de estructuras de madera, mientras el menor de ambos se interesa en la hija de una pareja que ha contratado sus servicios. El romance parece servido pero ahí empezarán las complicaciones que son el nudo dramático y semi cómico de este largometraje.

Adèle Haenel  y Kévin Azaïs en Amor a primera vista (2014)

Adèle Haenel y Kévin Azaïs en Amor a primera vista (2014)

Una de las más antiguas y recurrentes estrategias de seducción es el hacer creer a la mujer que tenemos los mismos gustos que ella. Si a quien se pretende conquistar tiene como hobby, por ejemplo, jugar bolos, de repente nos convertiremos en asiduos asistentes a las boleras y en expertos en el tema (o por lo menos lo pretenderemos), con tal de parecer interesantes y afines para ellas. Eso es lo que hace Arnaud al sentirse atraído por Madeleine (Adèle Haenel), lo complicado es que ella es una joven de actitudes rudas, autosuficientes y pesimistas que lo único que pretende en la vida es ser admitida en los comandos más exigentes del ejército francés y para ello se prepara (no sin cierta caricatura, hay que admitirlo). Ya se imaginarán ustedes lo que le toca asumir al bueno de Arnaud para conquistar a esta chica.

En Hollywood está historia sería muy diferente: Madeleine pasaría de tomboy a princesa gracias al amor redentor de Arnaud. Aquí no, y eso quizá es lo que haya defraudado a nuestro público, de lo acostumbrados que estamos a que las películas sean predecibles en sus desenlaces. No hay en Amor a primera vista transformaciones sino mutua aceptación de la diferencia. Y eso es más parecido a la vida real que al cine.

Adèle Haenel recibe el premio César como mejor actriz por "Amor a primera vista"

Adèle Haenel recibe el premio César como mejor actriz por Amor a primera vista

Kévin Azaïs con el César a mejor actor revelación

Kévin Azaïs con el César a mejor actor revelación

El director Thomas Cailley (derecha) al ganar el César a la mejor opera prima

El director Thomas Cailley (derecha) al ganar el César a la mejor opera prima

A6

Compartir: