Una vida submarina: La odisea, de Jérôme Salle
Hacía tiempo que el cine le debía una biografía fílmica (una biopic) al oceanógrafo Jacques Cousteau, pero me pregunto si La odisea (L’odyssée, 2016), del parisino Jérôme Salle, le hace justicia. Sin duda es una película visualmente muy bella, que se aprovecha de los mares, su luz y su fauna para presentarnos un espectáculo deslumbrante a los ojos, pero en el fondo se trata de un relato absolutamente convencional y complaciente con el espectador, hecho con parámetros del cine comercial de Hollywood, mercado al que sin duda apunta.
Jacques Costeau siempre vio al cine y a la televisión como herramientas útiles para difundir sus exploraciones submarinas, obtener financiación para las mismas y volverse mundialmente famoso. El punto más alto de su trayectoria fílmica fue el documental El mundo del silencio (Le monde du silence, 1956), en cuyo rodaje y montaje intervino un joven estudiante de cine llamado Louis Malle, con quien Costeau compartiría créditos como codirector. Ambos ganarían la Palma de Oro en Cannes y con ese galardón Malle dio inicio a su lograda carrera como cineasta.
En una entrevista, Malle mencionaba que “Recuerdo haber discutido sobre la música con Costeau durante el montaje. Le dije: « ¿Qué estás tratando de hacer? Esto no es un documental, es un espectáculo. No es lo que debería ser, se está convirtiendo en Walt Disney»”. Algo de eso hay en La odisea –no solo se menciona dentro de uno de los diálogos del filme- sino que la película en sí decide no correr riesgo alguno, pese a que la figura de Costeau se nos revela como un hombre ególatra y seductor. Sin embargo el retrato que de él se nos hace es demasiado distante y episódico como para que esas fallas de su personalidad nos afecten.
La película está contada desde la relación de Costeau con su hijo Philippe (1940-1979), un buzo, aviador y explorador que nunca quiso quedarse a la sombra de su notable padre y es probable que el enfrentamiento continuo entre ambos sea el elemento más notable de La odisea, aunque esté puesto dentro de unos limites convencionales invariables. El arrojo de los Costeau le hizo falta a esta cinta.
Publicado en el periódico EL Tiempo (Bogotá, 05/11/17) con el título “Una vida submarina” p. 2.10
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