Ser en el agua: Undine, de Christian Petzold

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Le preguntan al director alemán Christian Petzold si era experto en la historia de Ondina o si tuvo que investigar para hacer una adaptación contemporánea con este filme. Y él responde: “Nunca investigo mucho. Leí el mito de Ondina cuando tenía alrededor de 22 o 23 años. Y lo sabía erróneamente en ese entonces. Pero cuando comencé a escribir el guion, no lo volví a leer. Solo quería escribir un guion sobre las cosas que recordaba. Es un poco como las canciones que has escuchado, pero no puedes recordar todas las letras, así que las cambias un poco por las tuyas. No está mal crear tu propio recuerdo” (1). Entendido esto, Undine (2020) es entonces una versión libre y contemporánea de la maldición de Ondina, la ninfa que se enamoró de un humano para así adquirir un alma. Ese humano la traicionó y ella lo condenó –el mito tiene varias versiones- a asfixiarse cada vez que se quedara dormido. De ahí también deriva el nombre de una enfermedad respiratoria congénita.

Undine (2020)

En manos de Petzold, Undine Wibeau (Paula Beer) no parece exactamente una ninfa, sino una historiadora que trabaja en un museo de Berlín, relatando la historia de esa ciudad mediante unos enormes modelos a escala que recogen lo que era Berlín a través de los tiempos y también lo que proyecta ser. La película empieza en medio de una conversación en un café al aire libre entre ella y su amante, Johannes (Jacob Matschenz), sin que haya algún antecedente previo que nos cuente de ellos o del estado de su relación: todo debemos inferirlo de su duro y escaso intercambio de palabras y de la amenaza (¿la maldición?), que Undine le lanza, tan contundente que hasta parece una broma.

Undine (2020)

En ese café hay un enorme acuario, un símbolo acuático que devela su origen de ninfa y en él hay un muñeco de un buzo. El destino termina dándole un traumático bautizo a ella y a otro hombre, Christoph (Franz Rogowski), que es precisamente un buzo. De esa manera empieza la relación entre ambos La película a partir de ese punto se convierte en una historia de amor entre los dos, mientras Johannes parece haber quedado en el olvido. Ella sigue en el museo y él trabaja como buzo independiente haciendo trabajos de reparación submarinos en una represa.

Undine (2020)

Junto a él Undine vive un renacer –la palabra se usa de manera literal- pero ese equilibrio romántico en el que viven, y que le da a la película un tono como de deriva, va a ponerse a prueba cuando Johannes reaparezca y todo pase de lo real a lo fantástico y Undine adquiera un acento mítico donde el agua lo es todo: ahí se nace y se renace, se bautiza, se hacen los votos de amor, se cobra venganza, se resucita, se retornan los regalos. Undine Wibeau parece nacer y morir entre el agua, pero en realidad se funde con ella para dar vida a quien vida merece. El relato pasa de lo racional a lo sobrenatural sin sobresaltos, sin que la narración siempre pausada y contenida se altere. El misterio (incluso el del amor) es su mejor aliado para engancharnos como espectadores.

Undine (2020)

Paula Beer ganó con esta interpretación el premio a la mejor actriz en el Festival de cine de Berlín y en esa misma categoría obtuvo el premio Europeo de cine, mientras Petzold logró el premio al mejor director en el Festival de cine de Sevilla. Galardones merecidos para un filme que, como Undine, más que trampas, lo que nos ofrece son revelaciones sucesivas, que van dando cuenta de la naturaleza mística de un ser que era agua. Y que a ella volvió tras cumplir su tarea entre nosotros.

Referencias:
1. Carlos Aguilar, “Love is a Laboratory: Christian Petzold on Undine”, 04/06/21, disponible online en: https://www.rogerebert.com/interviews/love-is-a-laboratory-christian-petzold-on-undine

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.    –  Instagram: @tiempodecine

 

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