No time for losers: Bohemian Rhapsody, de Bryan Singer

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Is this the real life?
Is this just fantasy?
-Queen

A la hora de abordar una película como Bohemian Rhapsody (2018) se enfrentan la nostalgia y el producto cinematográfico en sí que se nos entrega. Es obvio que ambas cosas no tienen que estar en oposición, y que por lo general la primera es la que catapulta lo segundo, pero en este caso específico la nostalgia musical y lo que Queen ha significado como parte de “la banda sonora” de la vida de cada uno, opaca por completo el análisis que cualquiera pretenda hacer sobre este filme acreditado a Bryan Singer, un director que empezó su carrera de manera muy auspiciosa –The Usual Suspects (1995), Apt Pupil (1998)- pero que se ha tornado en el sacerdote supremo de las películas de los X-Men. Y digo acreditado porque Singer fue despedido durante el rodaje y reemplazado por Dexter Fletcher. Esa falta de comando se nota.

Así las cosas, Bohemian Rhapsody cumple a cabalidad la tarea de revivir a Freddie Mercury, encarnado con talento y suficiencia por Rami Malek, y presentarnos en forma de biopic su vida y sus andanzas junto a Queen, la banda con el que alcanzaría el éxito. La música hace el resto de la magia: esas canciones muchísimas veces escuchadas, repetidas, cantadas y entonadas a gritos obran maravillas entre el público que fácilmente se deja contagiar emocionado (me incluyo, por supuesto), más aún cuando la caracterización de los cuatro músicos y la ambientación de la época es tan lograda. Como todo musical que se precie de serlo, hasta incluye un “número de producción” a gran escala, en este caso, la reproducción facsimilar de la intervención de Queen en el Live Aid de 1985, sin duda el ejemplo más claro de la verosimilitud alcanzada por Bohemian Rhapsody.

Bohemian Rhapsody (2018)

Se trata de un bien calculado crowd pleaser, un éxito de masas hecho a la medida de las expectativas que tenemos como espectadores no expertos en música frente a Mercury y Queen, y el filme se encarga de complacernos. El guion –donde intervinieron Anthony McCarten y Peter Morgan, ambos con probada experiencia- trata de sanear la historia de Mercury para hacerla apta para todos los públicos (en Estados Unidos la cinta es para mayores de 13 años, acá está presentada de manera irresponsable para todos los públicos), evitando hasta donde fue posible los puntos más oscuros de la vida del cantante, que daba para algo tan crudo como lo que hizo William Friedkin con Cruising (1980). Solo de lejos alcanzamos a vislumbrar los infiernos que se agitaban en su vida privada que derivaron en su contagio con el VIH, en una época en que la terapéutica de esta enfermedad apenas estaba surgiendo.

Bohemian Rhapsody (2018)

Ese mismo guion sigue unos patrones muy previsibles, que se parece a lo que Brian May, el guitarrista de Queen, dice un diálogo del filme, algo así como que su rutina es “álbum, gira, álbum, gira”. Acá es “idea providencial o epifanía, concepto de canción, canción tocada en vivo”: así se desenvuelve la película, sin que se salga de ese esquema simplista tomando algún riesgo. Pareciera que todas las canciones de Queen surgieran de la misma manera, casi como una casualidad, como algo autobiográfico, como una idea asombrosa e inesperada. ¿Alquimia? No pongo en duda el talento de todos ellos, pero Bohemian Rhapsody casi que hace una parodia de su creatividad y originalidad.

Bohemian Rhapsody (2018)

Donde la película sí se toma en serio es a la hora de describir la personalidad de Freddie Mercury como un hombre absolutamente seguro de sí mismo y de sus posibilidades casi infinitas como artista. Esa confianza en su talento innato es lo que lo convirtió en un triunfador, amén de su divismo, llevando a Queen por la misma senda del éxito. En We Are The Champions, Mercury canta que no hay o no es “time for losers”, que no es el momento de los perdedores. La canción casi que describe el destino triunfador que como banda tuvieron. Y ahí Mercury y su fe en lo que era capaz de lograr, jugaron un papel único.

Queen fue y será una banda memorable. Bohemian Rhapsody es una película que infortunadamente no lo es. Algo me dice que se debe a sus ganas de complacer a todos sin comprometerse realmente con nadie.

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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