Cine bien escrito

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Escribe Luis Fernando Afanador en el más reciente número de la Revista Universidad de Antioquia que “ya la cultura no tiene el prestigio que tenía antes y los medios masivos han logrado su cometido de igualarla con el entretenimiento. En ese proceso, la cultura, como actitud crítica, ha sido la gran damnificada”. Se refiere al presente de las revistas culturales y aunque en el texto mencione exclusivamente a las publicaciones de índole literaria, hay una revista dedicada al cine –muy cercana a mis afectos- que se mantiene en la tarea de divulgar este arte sin ceder a la tentación de la banalidad. Se trata, obviamente, de Kinetoscopio, que acaba de cumplir 25 años ininterrumpidos de existencia sin que nadie parezca haber notado semejante logro.

Mientras una recién nacida es tildada sin sonrojo de ser “la primera revista colombiana especializada en cine”, Kinetoscopio sigue inalterable una hoja de navegación trazada por el sacerdote y crítico de cine Luis Alberto Álvarez y por Paul Bardwell, quien fuera director del Centro Colombo Americano (CCA) de Medellín hasta su fallecimiento hace once años. Por sus páginas han pasado y dejado su huella críticos de cine y escritores colombianos tan vigentes como Orlando Mora, Pedro A. Zuluaga, Martha Ligia Parra, Sandro Romero Rey, Oswaldo Osorio y Samuel Castro, sin mencionar una ilustre plantilla de colaboradores de España, Argentina, Cuba y Uruguay.

Por mi parte no me cansaré de repetir que Kinetoscopio fue y ha sido mi escuela de cine y que los 22 años continuos de vinculación a esa revista constituyen una de mis mayores alegrías. Ustedes no leerían hoy esta columna antecedida por mi nombre si no hubiera sido por la fe que tuvieron Luis Alberto, Paul, César Montoya y todos los que se dieron a la tarea de hacer desde Medellín una auténtica revista de cine, de cine bien escrito, y además formar escritores para continuar su labor.

Es enorme el esfuerzo que el CCA hace para sostenerla, pero lastimosamente Kinetoscopio no tiene el número de lectores que se merece. Los que la hacemos la consideramos una labor de amor, de responsabilidad con un valioso legado cultural, pero no queremos que empiecen a echarla de menos cuando ya no exista.

Corramos la voz: Kinetoscopio está viva y de cumpleaños. Alegrémonos mucho por ello.

Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (Bogotá, 12/04/15). Pág. 3, sección “Debes hacer”.
©Casa Editorial El Tiempo, 2015

KINETO 25

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