El hombre de la cámara: Albert Maysles
El 5 de marzo de 2015 falleció, a los 88 años, el documentalista norteamericano Albert Maysles, un artista que- junto a su hermano David- renovó este género cinematográfico.
-¿Nos están filmando? – pregunta Ringo Starr bromeando.
-No. No creo que… – responde Paul McCartney.
-¿Llevo la corbata derecha? –pregunta de nuevo Ringo.
-Creo que es un camarógrafo, lo he visto por aquí – le dice Paul en voz baja.
-¿Quieres decir qué nos están viendo? – interroga Ringo con falsa sorpresa.
Es el único momento del documental What’s Happening! The Beatles in the U.S.A. (1964) en que los Beatles explícitamente son conscientes que los están filmando, que los estamos viendo a través de la lente de un hombre con una cámara que los ha seguido por aeropuertos, ruedas de prensa, pasillos de hoteles, habitaciones, teatros, discotecas, estudios de televisión y trenes. Ese hombre de la cámara al hombro era Albert Maysles y junto a él estaba su hermano menor David, sosteniendo un micrófono y una grabadora de audio Nagra. Ambos en silencio, sin intervenir, soportando las bromas y las travesuras cuasi infantiles de los cuatro músicos ingleses en su primera visita a Estados Unidos en febrero de 1964.
Su propósito al filmarlos era ser como “una mosca en la pared”, pasar inadvertidos tanto para los Beatles como para los espectadores. Los hermanos Maysles practicaban el direct cinema, una forma del documental donde el énfasis era en la captura espontánea de la realidad con la mínima intervención del realizador, que deja de tener protagonismo alguno. Nada se escenifica ni se planea. “Alguien tenía que romper con la estupidez de los documentales que dependían por completo de un narrador para explicar que ocurría, y del uso solamente de entrevistas. Hay un mundo allá afuera donde las cosas tienen que ser observadas, deberían ser observadas. Y la recompensa es que usted realmente llegue a conocer ese mundo, no la filosofía o el punto de vista del narrador o de una corporación, explicaba Albert Maysles.
Algo similar se practicaba en ese momento en Francia con el cinéma vérité que promulgaba Jean Rouch, pero en este movimiento hay una presencia más activa del realizador, una consciencia de que la cámara está presente y que el realizador puede provocar reacciones del personaje a filmar. Las particulares características sociales, antropológicas y políticas de los temas tratados por el cinéma vérité le quitaban objetividad a esos documentales a los ojos de los practicantes del direct cinema.
Albert Maysles nació en Boston el 26 de noviembre de 1926 y su hermano David en la misma ciudad el 10 de enero de 1931. Este último falleció el 3 de enero de 1987 a los 55 años. Ambos estudiaron sicología y a esa profesión se dedicó Albert, como docente en la Universidad de Boston, luego de servir a su patria durante la Segunda Guerra Mundial. En 1955 hizo un viaje en motocicleta por Rusia tomando fotografías y filmando dentro de los hospitales siquiátricos soviéticos. Con ese material haría su primer cortometraje documental, Psychiatry in Russia (1955) y posteriormente presentaría Russian Close-Up (1957), sobre sus impresiones generales del viaje.
Por esta época conoce al cineasta D.A. Pennebaker y por intermedio de él a Robert Drew y a Richard Leacock, pioneros del direct cinema. Drew era un periodista de la revista Life y fue el fundador de Drew Associates, una empresa fílmica que involucraba a Pennebaker, Leacock y a los hermanos Maysles. De esa asociación surgió Primary (1960) sobre la campaña de nominación demócrata en Wisconsin entre los senadores John F. Kennedy y Hubert H. Humphrey. Drew dirigió mientras Albert Maysles y Richard Leacock fueron los camarógrafos.
Los hermanos Maysles empezaron su labor autónoma como documentalistas haciendo de las celebridades su tema: el productor Joseph E. Levine (Showman, 1963), los Beatles en el filme ya mencionado y que en 1991 fue reeditado y lanzado con el título The Beatles: The First U.S. Visit; el director Orson Welles (Orson Welles in Spain, 1966), Brando (Meet Marlon Brando, 1966) y Truman Capote (With Love from Truman, 1966). En ese momento cambian de rumbo y optan por un grupo de seres anónimos logrando hacer uno de sus mejores documentales: Salesman (1968), sobre la vida de cuatro vendedores de biblias puerta a puerta. Acompañaremos a estos hombres –que han pasado ya la mediana edad- a ir a ofrecer, con intermediación del párroco local, un libro que tiene todas las virtudes posibles para atraer al cliente fervoroso pero que -pese a las agudas estrategias de persuasión de los vendedores- no resulta tan sencillo de vender. Los veremos hacer alarde de adulación, seducción y argumentación respetuosa, pero en muchas ocasiones ninguna de sus bien aprendidas y desplegadas tácticas funcionan, lo cual les genera una creciente frustración que los Maysles detectan rápidamente, para hacer de esa angustia el generador de drama de un documental que nos hace olvidar que para entrar a cada hogar a rodar tuvo que haber un acuerdo previo, que se antoja tan complicado de lograr como el vender una biblia de cincuenta dólares en efectivo o a cómodos plazos. Es de anotar que esta cinta fue codirigida por la documentalista y montajista Charlotte Zwerin (1931 – 2004), una de sus colaboradoras más cercanas.
Zwerin recibió también crédito como directora en el siguiente trabajo de los Maysles, el mítico documental Gimme Shelter (1970), sobre el concierto gratuito de los Rolling Stones en el Altamont Speedway, California, el 6 de diciembre de 1969 y que tuvo una asistencia de aproximadamente 300.000 personas. La improvisación en la organización del evento (que incluyó asignar a la pandilla de los Hell´s Angels la seguridad de los músicos) y el alto consumo de alcohol y drogas se reflejaron en la inflamable atmósfera que rodeó a la presentación de los Stones, que tuvieron que parar varias veces el concierto para calmar los ánimos de un público cansado, impaciente y azuzado por la violencia de los pandilleros. El clímax de esta situación ocurrió cuando en medio del público un hombre de raza negra -Meredith Hunter, de 18 años- saca un revolver y subitamente es apuñaleado por uno de los Hell´s Angels. La muerte de Hunter fue captada involuntariamente por el camarógrafo que estaba detrás de los músicos y aparece en el documental.
El concierto no se detuvo (no fueron muchos los que vieron o entendieron lo que ocurrió en ese instante) y tras culminarlo atropelladamente poco después, los Stones salen de Altamont en un helicóptero. No parecen dejando exitosamente un escenario, parecen huyendo de la escena de un crimen.
Charlotte Zwerin tuvo la idea de mostrar el concierto como un flashback, desplegado a medida que Mike Jagger y Charlie Watts repasan individualmente –con actitud grave y compungida- fragmentos de la presentación frente a una moviola. De esa forma, más que presentar el concierto y el momento del crimen, algo que podría generarles acusaciones de explotación comercial de un asesinato, lo que observamos es una reflexión sobre un hecho trágico que pudo haber sido incluso peor: hay que ver la posición tan frágil que la banda tiene dentro del rudimentario y estrecho escenario. Pocas veces en su vida profesional los Rolling Stones estuvieron a punto de ser –literalmente- devorados por el público como aquí.
Dado que los Rolling Stones pagaron $129.000 dólares a los hermanos Maysles para filmar el concierto, no se hicieron esperar las acusaciones de que el show de Altamont fue montado específicamente para ser filmado en el documental. La crítica de cine Pauline Kael en un artículo publicado en The New Yorker arremetió contra Gimme Shelter afirmando que “El concierto gratis fue escenificado e iluminado para ser fotografiado y las trescientas mil personas que asistieron fueron miles de extras no pagados. La violencia y el asesinato no fueron programados, pero los hermanos Maysles se ganaron la lotería del cinéma vérité. Si los eventos son creados para ser fotografiados, ¿Es la película que los registra un documental o funciona en una dimensión desconocida?”. Los hermanos Maysles siempre defendieron su posición autónoma e independiente frente a la organización de un concierto que ellos no crearon ni diseñaron acorde a sus propias necesidades creativas.
Inmediatamente después emprenden el proyecto que se convertirá en Grey Gardens (1975), que muchos consideran su obra cumbre. La International Documentary Association (IDA) lo sitúa en el noveno lugar entre los mejores documentales de todos los tiempos y ese mismo lugar ocupa en el listado de grandes documentales que publicó la revista Sight and Sound en agosto de 2014, a partir de una encuesta en la que votaron 340 especialistas en el tema. Todo empezó como un encargo de Jacqueline Kennedy Onassis y su hermana Lee Radziwill para que los Maysles hicieran un documental sobre su infancia y su juventud en medio de la familia Bouvier. Debido a eso conocieron a una tía de ambas que vivía en una mansión en ruinas en East Hampton en compañía de su hija. Las autoridades locales de salubridad estuvieron a punto de clausurar la mansión –llamada Grey Gardens- que carecía de agua y que era una guarida de gatos, pulgas, mapaches y estaba llena de basura y objetos en ruinas. Jacqueline Kennedy ayudó a hacer unas refacciones en el lugar ante la presión de los medios que no podían creer que se tratara de una tía de la viuda del presidente Kennedy la que se encontrara en esa situación.
El documental encargado no prosperó, pero los Maysles comprendieron que había un material anecdótico digno de explorar en las estrafalarias vidas de Edith Ewing Bouvier (Big Edie) y su hija Edith Beale (Little Edie). Regresan donde ellas con una propuesta económica y les pidieron autorización para filmar su vida cotidiana enclaustradas en esa mansión. Los hermanos, portando collares antipulgas en sus tobillos, pasaron seis semanas en el otoño de 1973 conviviendo con esta singular pareja. Las montajistas Ellen Hovde y Muffie Meyer tambien recibieron crédito como directoras de Grey Gardens.
Big Edie tenía 78 años y Little Edie 56 años en esos momentos. Habían pertenecido a la alta sociedad neoyorquina y ambas en su juventud fueron mujeres de gran belleza. Little Edie conservaba aún rastros de su hermoso rostro y de su privilegiado cuerpo, con los que pretendió triunfar como modelo, bailarina y actriz en los años treinta. Pero al abandonar su padre el hogar debió aplazar definitivamente sus sueños y ante la indiferencia de sus dos hermanos, consagrar su vida al cuidado de su madre. Décadas enteras pasaron y ese encierro voluntario ha tenido obvio efecto sobre sus vidas, sobre su psiquis, sobre su conducta. Sin dinero, pero con las reglas de la aristocracia intactas, las dos mujeres tratan de dar una imagen digna, sin darse cuenta que conviven con la basura, la inmundicia y los gatos, que se tienen que confeccionar los vestidos con retazos o con partes de otras prendas, que es inútil soñar con una oportunidad para triunfar. Entre reclamos, recriminaciones, añoranzas y fotos antiguas vamos trazando la biografía de cada una, maravillándonos con su resiliencia y su buen humor, aunque dudemos muchas veces de su estado mental. Los Maysles las tratan con condescendencia y las dibujan con indudable respeto.
De esa época son también Running Fence (1977) y Muhammad and Larry (1980). A la muerte de David, Albert continuó su labor como documentalista y cinematografista, como dan fe Jessye Norman Sings Carmen (1989), Soldiers of Music (1991), Umbrellas (1994), Letting Go: A Hospice Journey (1996), The Beales of Grey Gardens (2006) y un largo etcétera. El 28 de julio de 2014 el presidente Barack Obama le entregó a Albert Maysles la Medalla Nacional de las Artes “por repensar y reformar el documental en Estados Unidos. Uno de los pioneros del direct cinema, ha ofrecido descripciones auténticas de personas y comunidades a través del planeta por cerca de 60 años. Al capturar emociones y representaciones crudas, su trabajo refleja las verdades no filtradas de nuestra compartida humanidad”.
En 2009 HBO hizo una exitosa película para televisión también llamada Grey Gardens, protagonizada por Jessica Lange y Drew Barrymore, y dirigida por Michael Sucsy, que contextualiza la vida de Edie madre e hija, dándole un marco narrativo y expandiendo la información que el documental original nos ofreció, sirviendo incluso de “detrás de cámaras” de aquel. Como curiosidad, Albert y David Maysles aparecen interpretados por los actores Arye Gross y Justin Louis. Es tal la importancia de la obra de los hermanos Maysles que ya incluso aparecieron como personajes en esta obra de ficción, representados por dos actores. Paradójico homenaje a un par de hermanos que hicieron de la realidad su campo de trabajo. Lo suyo era, según sus propias palabras, “teatro sin actores, dramas sin dramaturgos”. Y a ese credo fueron fieles, dejándonos algunos de los mejores y más sensibles documentales del siglo XX.
Publicado en el suplemento “Generación” del periódico El Colombiano (Medellín, 05/04/15), págs. 16-18
©El Colombiano, 2015