Hospitalidad sureña: El seductor, de Sofia Coppola

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La descripción de las particularidades del mundo femenino caracteriza a buena parte de la filmografía de Sofia Coppola, una directora con oficio a la hora de caracterizar lo que son las mujeres tanto individualmente -sus angustias, su soledad e insatisfacción- como cuando constituyen un grupo: el lazo que se crea entre ellas, las rivalidades, la manera en que se complementan y también se repelen. Eso lo hemos visto desde Las vírgenes suicidas (The Virgin Suicides, 1999) y ahora vuelve a verse reflejado en El seductor (The Beguiled, 2017).

La historia -basada en la novela homónima de Thomas Cullinan publicada en 1966 y que ya Don Siegel había llevado al cine en 1971- está ambientada durante la guerra de secesión y nos cuenta de un suboficial de la unión herido en territorio sureño y que es rescatado por una joven, estudiante en un internado privado para señoritas regentado por la señora Martha Farnsworth (Nicole Kidman). Hay ahí una profesora, Edwina (Kirsten Dunst), y cinco alumnas adolescentes de diferentes edades. Todos los demás se han ido.

The Beguiled (2017)

La llegada del hombre herido trastorna la vida del lugar. Tanto las dos mujeres como las chicas están entre impresionadas y llenas de curiosidad ante su inesperada presencia, que saben temporal pues es un hombre y además del bando contrario: todo un peligro. Tras unos días de reposo mientras la herida de su pierna sana, empieza un juego de parte y parte. Las dos mujeres no tienen un hombre ni un interés romántico en millas a la redonda y él no está dispuesto a ser entregado al ejército confederado para ser ejecutado. Ambas quieren conquistarlo, así como la mayor de las estudiantes (Elle Fanning). Estamos en el siglo XIX y por ende su aproximación es más sutil, menos directa, pero igualmente coqueta. En realidad las siete se transforman, sin importar su edad, para impresionar al Cabo John McBurney (Colin Farrell). Él tampoco se queda quieto y va estableciendo una estrategia de conquista y control de cada una, buscando sus favores sexuales y no ser entregado a los soldados del sur. El juego, entonces, está planteado.

The Beguiled (2017)

Sofia Coppola desarrolla la narración con suficiencia y picardía –es divertido verlas rivalizar- mientras hace que apreciemos los detalles de la puesta en escena, el vestuario colorido, la iluminación nocturna con velas, la decadencia de una época llena de carencias. El conflicto y la intensidad del juego de seducción van yendo en aumento, y tornándose repentinamente peligrosos. Es ahí donde la naturaleza femenina protectora y la solidaridad de género juegan el papel que Sofia Coppola aspiraba a exhibir, a ensalzar como motivo último de El seductor.

Miren la escena final, observen el último plano. Están juntas, son un grupo. Y así son prácticamente indestructibles.

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