Las imágenes del 2013

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Juan Carlos González A. 
Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (Bogotá, 02/01/14). Pág. 16 
©Casa Editorial El Tiempo, 2013 
Según mi propio conteo, en el año que recién concluyó se estrenaron comercialmente 228 largometrajes en Bogotá (ya sabemos que en las demás capitales la cifra es menor). Incluso se vuelve absurdo repetir que la mayoría de ese cine es por completo comercial, hecho solo con intenciones de entretenimiento escapista y sin tener en consideración al cine como un elemento artístico formador. Tristemente vemos el cine que nos merecemos: el de un país sin cultura cinematográfica. Nos queda a los cinéfilos la tarea de buscar y ver el buen cine por nuestra propia cuenta, sobre todo porque esta año hubo protuberantes ausencias: Tabú, La vida de Adèle, 12 años de esclavitud, Nebraska, Stories We Tell, Frances Ha
Escarbando entre la montaña de películas mediocres que acá llegaron y de las que jamás volveremos a saber es posible encontrar algunos filmes cuyas imágenes van a perdurar en la memoria. He aquí mi listado personal, útil solo como una guía para que cada quien elabore su lista de favoritas: 
Buscando a Sugar Man, asombrosa reivindicación del documental como caja de sorpresas, revelación y denuncia. 
Blancanieves, de España llegó un relato preciosista que es un homenaje a la potencia visual del cine. 
Blue Jasmine, constatación del talento perdurable y a prueba de tormentas de Woody Allen, capaz de seguir vigente año tras año. 
Lazos perversos, notable incursión del coreano Park Chan-wook en los terrenos de Hitchcock añadiendo varios tragos de maldad en estado puro. 
– Mátalos suavemente, una aguda crítica a la política norteamericana disfrazada de thriller urbano y sucio. 
La cacería, donde asistimos al desmoronamiento moral de un hombre en el que nadie confía ya. 
En la casa, interesante fábula de François Ozon que hace borrosos los límites de la realidad y la ficción literaria. 
Antes de la medianoche, tercer capítulo de una inteligente serie que nos enfrenta a los altibajos que cualquiera experimenta en una relación afectiva. 
Django sin cadenas, el humor negro y el vigor narrativo de Tarantino llevados a extremos a veces difíciles de digerir. 
Anna Karenina, por ser capaz el director Joe Wright de reinventar visualmente una historia mil veces contada.

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