Michael Cimino: ascensión y caída de un director

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El  2 de julio de 2016 falleció en Los Ángeles el polémico director Michael Cimino, quien como pocos supo lo que fue disfrutar la gloria y morder el polvo de Hollywood.

Entre los casi dos años que hubo entre el estreno de El francotirador (The Deer Hunter), el 8 de diciembre de 1978 y el de La puerta del cielo (Heaven’s Gate), el 18 de noviembre de 1980, el director neoyorquino Michael Cimino aprendió de la manera más ruda posible lo que es pasar del éxito al fracaso, arrastrando además en su caída a lo que quedaba del “nuevo Hollywood”.

Su caso es el más particular y aleccionador de todos los que ha habido en esta industria que corteja y alaba a aquel que genera dinero y premios, pero que no tiene piedad frente a la derrota y a los despilfarros económicos. Nacido en 1939, Cimino estudió bellas artes en Yale y empezó luego a trabajar como publicista. Sin embargo su ambición era el cine. A principios de los años setenta se mudó a Los Ángeles y tuvo la fortuna de que dos guiones que escribió se convirtieron en filmes: Silent Running (1972) y Magnum .44 (Magnum Force, 1973), esta ultima la exitosa secuela de Harry, el sucio. Clint Eastwood y el guionista trabaron amistad, y de ahí surge su primer crédito como director y guionista, Especialistas en el crimen (Thunderbolt and Lightfoot, 1974), protagonizada por Eastwood.

Michael Cimino y Clint Eastwood

Michael Cimino y Clint Eastwood

Más tarde, gracias al productor Michael Deeley de EMI Films, llega a manos de Cimino un guion, The Man Who Came to Play, coescrito por Louis Garfinkle y Quinn Redeker que llevaba años rodando sin poder encontrar quien se decidiera a comprarlo. Era una historia sobre un desquiciado veterano de Vietnam que, traumatizado, se dedica a vivir de las apuestas de su suicida afición por la ruleta rusa. Aquí empieza una de las muchas historias protagonizadas por Cimino en su carrera, en las que no es claro qué tanto de lo que él se atribuye en realidad ocurrió así. Al parecer Cimino llama al coguionista de Silent Running, Deric Washburn, y este después de trazar junto al director unas líneas argumentales, entrega unas semanas después el argumento de El francotirador, del que Cimino se apropia, despidiéndolo del proyecto. Este ha afirmado que lo que Washburn hizo, al parecer alcoholizado, carecía de sentido y que él tuvo que reescribirlo.

Robert De Niro en El francotirador (The Deer Hunter, 1978)

Robert De Niro en El francotirador (The Deer Hunter, 1978)

La película, protagonizada por Robert De Niro, Christopher Walken, Meryl Streep, John Cazale y John Savage, se rodó en escenarios naturales de cuatro estados de EE.UU. y en Tailandia. “El francotirador fue una película enormemente difícil de hacer por todas las razones obvias, pero principalmente por mi decisión temprana de trabajar solo en locaciones reales e ir a lugares donde los equipos técnicos de filmación nunca habían rodado antes”, explicaba Cimino a la revista American Cinematographer. Un año entero transcurrió entre el inicio del rodaje en junio de 1977 y la culminación del complicado montaje de una cinta que originalmente tenía 600.000 pies de celuloide filmado y que el editor Peter Zinner redujo a 18.000 pies, para luego ser… despedido por Cimino.

Cimino y De Niro durante el rodaje de El francotirador (The Deer Hunter, 1978)

Cimino y De Niro durante el rodaje de El francotirador (The Deer Hunter, 1978)

Pese a los de esfuerzos de Zinner (o debido a ellos), la película terminó teniendo una duración de tres horas y tres minutos y así fue exhibida en Los Ángeles en diciembre de 1978, a tiempo para ser considerada para los premios Oscar del año siguiente. Cuando se estrenó comercialmente, el 23 de febrero de 1979, los espectadores se encontraron de frente con un filme tan inusual como fascinante.

“Mi filme no tiene nada que ver con que si la guerra debió o no haber sucedido. Esta cinta aborda las preguntas de la gente común de este país que viajaron desde sus hogares hasta el corazón de las tinieblas y otra vez de regreso. ¿Cómo sobreviven a eso? Si tienen la suficiente fortuna de sobrevivir, ¿cómo vuelven a casa? Y después de que regresan, ¿Cómo siguen viviendo sin suicidarse, habiendo visto y pasado por todo lo que vieron y pasaron? ¿Cómo siguen viviendo con algún sentido de esperanza, con sus espíritus intactos? Y, ¿Todavía creen en algo?”, declaraba Cimino al New York Times días antes del preestreno de finales de 1978. El francotirador es una película muy dura, que nos muestra la pérdida de la inocencia de tres amigos de un pueblo metalúrgico de Pensilvania –Michael, Steven y Nick- que fueron reclutados y van para Vietnam.

Cimino y De Niro durante el rodaje de El francotirador (The Deer Hunter, 1978)

Cimino y De Niro durante el rodaje de El francotirador (The Deer Hunter, 1978)

La cinta está claramente dividida en tres actos: uno antes de irse, uno durante la guerra y uno al regresar. El primero muestra un rito, el de una boda bajo la religión rusa ortodoxa (el poblado de Pensilvania es de inmigrantes rusos). El segundo nos muestra un episodio inenarrable de tortura a la que son sometidos los tres personajes durante la guerra y el tercero son las consecuencias físicas y mentales de haber pasado por semejante infierno y haber perdido el edén en que vivían. No hay complacencia ni compasión en la mirada de Cimino, hay por el contrario violencia, dolor y locura. Pese a eso, todo está mostrado con lógica narrativa, con un flujo dramático sólido. Uno puede lamentarse de la perspectiva unilateral y sesgada del filme, que divide a los adversarios de esta guerra entre buenos y malos, pero no se puede quejar de su vigor y riesgo.

Los sobrecostos que duplicaron el presupuesto inicial de ocho millones de dólares fueron bien recompensados cuando El francotirador fue nominada a nueve premios Oscar, de los cuales ganó cinco: mejor película, director, actor de reparto (Christopher Walken), sonido y montaje. Cimino tenía ahora el poder y la gloria. Sin embargo no iba a poder manejarlos bien, pues era “tan megalómano que a su lado Coppola parecía Mary Poppins” como lo tildó Peter Biskind en su libro Moteros tranquilos, toros salvajes.

Cimino con el premio Oscar a mejor director por El francotirador (The Deer Hunter, 1978)

Cimino con el premio Oscar a mejor director por El francotirador (The Deer Hunter, 1978)

Ahora con toda la atención del mundo sobre sí, Cimino negoció fácilmente con United Artists su siguiente proyecto, titulado provisionalmente The Johnson County War, y que desde 1971 había intentado vender. Terminaría llamándose La puerta del cielo (Heaven’s Gate) y se trataba de la recreación de un oscuro episodio de la historia norteamericana de finales del siglo XIX que tuvieron lugar en un condado de Wyoming, cuando los terratenientes, con complicidad gubernamental, decidieron contratar forajidos para deshacerse de los inmigrantes del este de Europa que estaban invadiendo sus tierras y robando su ganado, haciendo una “limpieza” étnica que dejó muchas victimas de cada lado.

La puerta del cielo (Heaven´s Gate,1980)

La puerta del cielo (Heaven´s Gate,1980)

El contrato de Cimino especificaba que podía superar el límite del presupuesto (calculado en once millones y medio de dólares) siempre y cuando no se pasara de la fecha de estreno acordada. Tenía, literalmente, carta blanca e iba a aprovecharla. Cimino quería autenticidad en su retrato de la Norteamérica del siglo XIX, quería un filme de aliento épico, quería demostrarles a todos porque era el hombre del momento. Costara lo que costara. Por eso filmó en Inglaterra un carísimo prologo y un epilogo, por eso contrató al director de fotografia Vilmos Zsigmond y a las estrellas Kris Kristofferson, John Hurt, Isabelle Huppert, Christopher Walken y –nada era casual- al veterano Joseph Cotten, para que la gente al ver el filme pensara en Ciudadano Kane (1941) y entendiera que Cimino había nacido para superar a Orson Welles. O eso creía él…

La puerta del cielo (Heaven´s Gate,1980)

La puerta del cielo (Heaven´s Gate,1980)

Leamos a Peter Biskind: “El perfeccionismo de Cimino no tenía límites y pronto todo el mundo vio que el director filmaba a un ritmo excesivamente lento. Mientras que el presupuesto preveía dos páginas al día de un guion de ciento treinta y tres páginas, el ritmo real se acercaba más a los cinco octavos de página. Al cabo de los primeros doce días de rodaje, Cimino ya llevaba diez días y quince páginas de retraso. Comenzó a perder terreno al ritmo de un día por toma. Hacía levantar, tirar y volver a levantar decorados, y traer carretadas de extras. Rodaba diez, vente, treinta tomas de cada escena y hacía copias de casi cada una de ellas, unos tres mil metros al día, lo que significaba un coste de doscientos mil dólares por día, lo que es lo mismo que decir un millón por semana”. El desastre se estaba anunciando. La película iba terminar costando más de cuarenta millones de dólares. El corte que Cimino pretendía exhibir comercialmente duraba cinco horas y veinticinco minutos, pero los ejecutivos de Artistas Unidos lograron que la cortara a tres horas y treinta y seis minutos.

Isabelle Huppert y Cimino durante el rodaje de La puerta del cielo (Heaven´s Gate, 1980)

Isabelle Huppert y Cimino durante el rodaje de La puerta del cielo (Heaven´s Gate, 1980)

El 18 de noviembre de 1980 se exhibió en Nueva York para medir la opinión de la crítica. Vincent Camby escribió en The New York Times al día siguiente que la película “fracasa de manera tan rotunda que uno podría sospechar que Cimino vendió su alma al diablo para obtener el éxito de El francotirador y que ahora el diablo vino a cobrar”, para terminar afirmando que “La puerta del cielo constituye algo bastante raro en las películas de estos días: un desastre sin reservas”. Ocho días más tarde el filme salió de cartelera y se suspendieron los demás preestrenos. Costaría un millón de dólares adicionales hacer una reedición y dejar la película con una duración de dos horas y treinta minutos, que fue la que se exhibió comercialmente. El desastre fue tan grande que terminó por debilitar gravemente a Artistas Unidos, que poco después terminaría en manos de la MGM.

Kriss Kristofferson y Cimino durante el rodaje de La puerta del cielo (Heaven´s Gate, 1980)

Kris Kristofferson y Cimino durante el rodaje de La puerta del cielo (Heaven´s Gate, 1980)

He podido ver la versión que se exhibió originalmente en Nueva York y no deja de sorprenderme el talento en bruto de Cimino para componer grandes secuencias en espacios abiertos y con una enorme cantidad de extras, pero así mismo la sorpresa pasa por la falta de cohesión de estas secuencias, que parecen hechas solo para satisfacerlo a él mismo y no para cumplir funciones narrativas claras. La puerta del cielo divaga, rumia, da vueltas, contempla (y se contempla como un vanidoso que se mira a toda hora en un espejo) y no avanza. Su protagonista (interpretado por Kris Kristofferson) es un alguacil contagiado de esta abulia, más deseoso de retozar en cama con su amante -que es la joven madame de un burdel- que de proteger a su comunidad. Como filme, es un tedioso caos. Y como tema, un verdadero peligro para la sensibilidad de derechas de la era de Reagan, poco deseosa de que se pusiera una mácula sobre “la tierra de la libertad” exponiendo pecados del pasado.

La puerta del cielo (Heaven´s Gate, 1980)

La puerta del cielo (Heaven´s Gate, 1980)

Pero esta película no solo fue un desastre para Cimino y Artistas Unidos. Acabó además con toda una generación de cineastas, como bien lo diagnostica Luis Alberto Álvarez en su crítica de El Colombiano (10/14/81): “La puerta del cielo deja, pues, grandes insatisfacciones. Es una película que uno desearía, por todos los conceptos, que no se hubiera hecho nunca. La lección será dura para Michael Cimino y para muchos otros directores. O, mejor dicho, ya lo está siendo. Ante el pánico de lo sucedido muchos directores de mayor talento han visto reducidos sus presupuestos o frenado sus proyectos. Se dice que con este fracaso la generación de los “niños prodigio” no volverá nunca a tener mano libre como hasta ahora.” El nuevo Hollywood tocaba a su fin, ya los productores se habían dado cuenta que podían ganar mucho dinero con filmes de entretenimiento y que no era hora de veleidades de jóvenes artistas.

Michael Cimino y Julianne Mooreen el Deauville Film Festival en 2001

Michael Cimino y Julianne Moore en el Deauville Film Festival en 2001

La puerta del cielo nos debilitó a todos. Yo supe entonces que esa película señalaba el final de algo, que algo habían muerto”, expresaba Martin Scorsese. Y Francis Coppola afirmaba que “Lo que tuvo lugar después de La puerta del cielo fue como un golpe de estado, encabezado por Paramount. Fue una época en que los estudios se indignaron porque los costes de las películas subían a una velocidad de vértigo y porque los directores ganaban unas sumas increíbles y tenían todo el control. Por eso, los estudios decidieron recuperar el control.” Llegarían éxitos como El imperio contra ataca (The Empire Strikes Back, 1980), Cazadores del arca pérdida (Raiders of the Lost Arc, 1981) y E.T. (1982) para confirmarlo.

Michael Cimino era expulsado para siempre del paraíso. Solo hizo cuatro películas más entre 1985 y 1996. Pero ya era leyenda.

Publicado en el suplemento “Generación” del periódico El Colombiano (Medellín, 31/07/16), págs. 15-17
©El Colombiano, 2016

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

ichael Cimino eIsabelle Huppert en elLumiere Festival en Lyon, Francia en 2012 presentando La puerta del cielo

Michael Cimino e Isabelle Huppert en el Lumiere Festival en Lyon, Francia, en 2012, presentando La puerta del cielo

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