Rita Hayworth, “la diosa del amor”

Compartir:

“Su belleza fue tan simbólica que subsiste más allá de sus películas”
-Luis Alberto Álvarez, 1987

El director artístico del teatro de variedades Cortland, el coreógrafo Robert Taylor, está bailando en un club con una de las coristas, la bella Sheila Winthrop. En un momento dado la halaga:

-“A propósito, baila estupendamente” –le dice.

Sheila sonríe discretamente. Pero sabemos que está feliz con esas palabras. Sobre todo porqué Sheila es un personaje que está interpretando Rita Hayworth –en ese momento con apenas 22 años- y por encima de todas las cosas, porqué a Robert Taylor le está dando vida Fred Astaire, uno de los bailarines más excelsos del cine. Astaire tiene 41 años y una larga carrera a cuestas: en ese punto ya ha filmado nueve de las 10 películas que haría junto a Ginger Rogers, y encontrarle una pareja en la pista de baile que cumpla con sus exigencias no es nada fácil. Y si bien las palabras de Taylor hacen parte de un guión y no son espontáneas, Rita las siente así. Está alcanzando un sueño, está bailando en una película con Fred Astaire. Y a él parece gustarle. El filme se llama You’ll Never Get Rich (1941) y para ella representa además su primer papel protagónico del contrato con Columbia Pictures que había firmado en 1936 y que le obligó, ente otras cosas, a cambiar su nombre: ya no sería Margarita Carmen Cansino, ahora el mundo sabría solo de la existencia de Rita Hayworth.

You´ll Never Get Rich (1941), de Sidney Lanfield

You´ll Never Get Rich (1941), de Sidney Lanfield

Volvamos a You’ll Never Get Rich. La banda Sonora que compuso Cole Porter es una delicia e incluye una melodía, So Near and Yet So Far, que Astaire y Rita bailan en un escenario improvisado en un cuartel militar. Ella sigue a Fred, pero hay algo que el bailarín no puede controlar: la sensualidad latina de sus movimientos. Las caderas de Rita se mueven sinuosas, añadiendo un elemento inesperado a esta elegante danza. Un sabor especial que Ginger Rogers –intachable bailarina- no poseía. Rita era hija de Eduardo Cansino y nieta de Antonio Cansino, bailarines españoles que le enseñaron desde muy niña a bailar. Rita tomó clases de danza en el Carniege Hall y con su padre, a principios de los años treinta, formó un grupo, “The Dancing Cansinos”, que recorrió la baja California y el norte de México. Bailando fue que la vieron los cazatalentos de Hollywood. Tras unos inicios poco ambiciosos en la Fox, la futura Rita cae en manos de Harry Cohn, el presidente de Columbia Pictures, quien va a moldear su carrera y su imagen.

You Were Never Lovelier (1942)

En Columbia vieron su potencial como bailarina –hasta TIME le dedicó portada a esta nueva pareja de Astaire- y rápidamente diseñaron otra película con ambos: el filme se llama You Were Never Lovelier (1942) y está ambientado en Argentina, a donde llegar el personaje de Fred Astaire a enamorarse de María, nuestra Rita, a la que le seguían poniendo roles “étnicos” pese a que se le creó una imagen menos latina, que incluyó cambiarle el color del pelo, correrle la línea capilar y ampliarle la frente. En un momento dado del filme bailan una canción compuesta por Jerome Kern con letra de Johnny Mercer, llamada I’m Old Fashioned, un ejemplo perfecto de uno de los elegantes bailes de Astaire al que Rita le imprimió su sello propio, algo que ni los coreógrafos de Astaire (en muchas ocasiones Hermes Pan y a veces Robert Alton) podían crear. En esa misma película hay un número dificilísimo, The Shorty George, mezcla de muchos ritmos contemporáneos y latinos, que la pareja de bailarines sortea con gran profesionalismo.

Gene Kelly y Rita Hayworth en Cover Girl (1944)

Gene Kelly y Rita Hayworth en Cover Girl (1944)

Obviamente las dos películas con Astaire no fueron las primeras en las que Rita sacó a relucir sus habilidades para la danza -en Sangre y arena (1940) baila un pasodoble con Anthony Quinn, ante la mirada impotente de Tyrone Power- pero si fueron las primeras en las que tuvo un compañero de baile de un nivel superlativo. Mucho tiempo después ella las evocaría cuando afirmaba que “Supongo que las únicas joyas de mi carrera son las películas que hice con Fred Astaire”. Pero si de comprobar sus habilidades para la danza se trataba, el próximo reto era enorme: ser la compañera de Gene Kelly en Cover Girl (1944). Se constituía así una de las pocas actrices que fueron pareja en la pantalla de ambos bailarines (Judy Garland, Leslie Caron y Cyd Charisse, entre otras, también lo fueron).

Acá se volvió inolvidable la emocionada balada que ambos cantan y bailan, Long Ago (and Far Away), compuesta por Jerome Kern con letra de Ira Gershwin y que se convertiría en el motivo musical recurrente del filme. El título de este filme –Cover Girl– le sentaba preciso a Rita: ella fue una de las pin-up girls (modelos de pose sugestiva cuyas fotos se pegaban en las paredes de las barracas y tiendas de campaña con alfileres) más famosas entre los soldados norteamericanos que participaron en la Segunda Guerra Mundial. Su foto más notoria apareció en la revista Life del 11 de agosto de 1941. Esa misma foto es la del afiche que cuelga pegado en la celda de la película Sueños de fuga (The Shawshank Redemption, 1994). Solo quienes hayan visto la película comprenderán la importancia de este póster.

Rita Hayworth en la edición de LIFE del11 de agosto de 1941

Rita Hayworth en la edición de LIFE del 11 de agosto de 1941

Gilda (1946) le dio la oportunidad no solo de bailar, sino de entrar a la historia del cine. Nunca antes o después tan sensual, Rita es acá una mujer con un enorme pasado a cuestas que recala en Buenos Aires. Allá volverá a encontrar a Johnny Farrell (Glenn Ford), un antiguo amor, cuando ambos trabajen para el mismo hombre. Inolvidables son las cachetadas que ambos se propinan con gran intensidad –su relación amor/odio es el núcleo del filme- así como los números de baile de Rita, coreografiados por Jack Cole, Amado mio y Put the Blame on Mame, este último, en el que hace un striptease en el que se quita tan solo los guantes. La sensualidad desplegada en el filme la convirtió en una diva deseada por todos -una “diosa del amor”, tal como la publicitaban- pero que en la vida real era una mujer que solo encontraba decepciones y fracasos amorosos. “Todos los hombres que conozco se acuestan con Gilda, pero se levantan conmigo”, recordaba con tristeza.

Foto promocional de Gilda (1946). Glenn Ford y Rita Hayworth.

Por esa época estaba casada con su segundo marido, el genial y autodestructivo director Orson Welles. Este la dirigió en La dama de Shanghai (Lady from Shanghai, 1947) cuando ya su relación había concluido, sin embargo ella quiso hacer parte de un filme incomprendido en su momento, por haber sido concebido como una obra personalísima y arriesgada (y a la vez un ajuste de cuentas de Welles hacia ella). Una rareza dentro del panorama de Hollywood, es una obra clave a la hora de estudiar el cine de Orson Welles. Hasta en esta película danza brevemente con su ex marido –también actor del filme- que se ve que era mal bailarín. Welles comentaba que le pidió a Harry Cohn, presidente de Columbia, el dinero para hacer el filme sin tener una historia, solo el título, sacado a partir de una novela barata. Fue Cohn quien sugirió que Rita la protagonizara y ella estuvo de acuerdo, pese a que Welles le advirtió que su personaje no era simpático y podría afectar su carrera posterior. La dama de Shanghai  terminaría costando dos millones de dólares.

Affair in Trinidad (1952) de Vincent Sherman

Affair in Trinidad (1952) de Vincent Sherman

Su suntuoso matrimonio con el príncipe Aly Khan en 1949 la aleja del cine, al que retornará divorciada para hacer Affair in Trinidad (1952) de Vincent Sherman, filme con el que Columbia pretende reproducir el éxito de Gilda. La juntan de nuevo con Glenn Ford, se la llevan a la isla de Trinidad y añaden una intriga similar a la de Notorious (1946) de Hitchcock. Obviamente los dos números de baile, Trinidad Lady y I’ve Been Kissed Before, son de lo mejor del filme, y eso que ella estaba fuera de forma. Tras cuatro películas más (incluyendo la famosa Salomé de 1953), sus años en Columbia llegan a su fin tras un sinfín de encontronazos con Hary Cohn. Su última película para el estudio es Pal Joey (1957), el famoso musical donde Frank Sinatra le dedica The Lady is a Tramp y en el que ella canta Bewitched, Bothered and Bewildered (cantar es un decir, por la general la doblaba Jo Ann Greer) y baila la sensual Zip.

Miss Sadie Thompson (1953), de Curtis Bernhardt

Tras su salida del estudio su carrera se hace lenta. Destacan sus roles en la notable e inteligente Mesas separadas (1958), con Burt Lancaster, Deborah Kerr y David Niven, donde luce tan elegante y bella como siempre; y The Story on Page One (1960) de Clifford Odets. Uno de los productores de Mesas separadas, fue su quinto marido, James Hill. En esta época sus problemas personales –alcoholismo incluido- se agudizaron y la obligaron a ir dejando el cine hasta dar por terminada su carrera en 1972. Una penosa enfermedad de Alzheimer la acompañaría sus últimos años, hasta llevársela del todo el 14 de mayo de 1987. Tenía solo 68 años. Pero será inmortal mientras exista el cine.

Publicado en el suplemento “Generación” del periódico El Colombiano. Medellín, 13/05/12. Págs. 10-11, con el título “No ha sido fácil vivir 25 años sin Rita” 
©El Colombiano, 2012

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

Rita Hayworth, 1918-1987

Rita Hayworth, 1918-1987

Compartir: