Fascinación malsana: Secretos de un escándalo, de Todd Haynes
“Tennessee Williams es un dramaturgo regional en un sentido mucho más sutil que el de mero creador de bizarros personajes sureños. Hasta hace pocas décadas, la mente del Sur había estado atormentada por la desastrosa derrota de la Guerra de Secesión y por los recuerdos de la gracia, el ocio y la gloria anteriores a la época de la Gran Depresión. El hábito de ver a los seres humanos como heridos por la vida, al igual que el Sur estaba herido por la historia, impregna las obras de Williams” (1), escribe un innominado crítico teatral en la revista TIME al reseñar el drama de Tennessee Williams The Seven Descents of Myrtle, en la edición del 5 de abril de 1968. Ese drama tuvo su origen en un relato corto, The Kingdom of Earth, que Williams empezó a escribir en el verano 1942 mientras estaba en Macon, Georgia. Ahí incluso acabó de escribir La gata sobre el tejado de zinc.
New Orleans, el delta del Mississippi, la costa de México, St. Louis en Missouri o St. Cloud en Florida, son algunos de los lugares geográficos que sirvieron de puesta en escena para las obras de Williams, a la que ahora habría que sumarle a Savannah, Georgia, el lugar donde transcurre Secretos de un escándalo (May December, 2023), un perturbador drama de Todd Haynes habitado por esos “seres humanos heridos por la vida” a los que el cronista de TIME hacía referencia. El espíritu de la obra de Tennessee Williams se pasea por aquí. Se trata de un relato inspirado en unos eventos reales que ocurrieron en 1996 y que hacen referencia a la relación sexual que hubo entre una profesora de 34 años y un alumno suyo de 12 años en Burien, Washington, y por los que ella se declaró culpable de estupro. Estuvo presa, tuvo dos hijas con él y terminarían casándose en 2005. Ella falleció a los 58 años en 2020. Una historia más jugosa para los tabloides, imposible. El guionista Samy Burch toma del caso los elementos principales, pero traslada la acción del filme a 2015, lejos de los eventos iniciales, cuando la pareja está casada, tienen una hija en la universidad y un par de mellizos a punto de terminar sus estudios de secundaria. Viven en aparente calma.
El pasado llega a ellos convertido en una actriz, Elizabeth Berry (Natalie Portman) que va a interpretar en una futura película a Gracie Atherton (Julianne Moore), la mujer que en 1992 tuvo una relación sexual con Joe, su ayudante de 13 años en una tienda de mascotas donde ella trabajaba. El menor (interpretado en la edad adulta por Charles Melton) era incluso compañero de clase de uno de los hijos de Gracie. Elizabeth quiere documentarse apropiadamente para el rol y por eso decide trasladarse a Savannah y así conocer de cerca a Gracie y a su entorno doméstico. Busca pues hacer una actuación a la usanza “del método” y deslizarse bajo la epidermis de su personaje. No solo visita a la pareja, sino que además, como si fuera una reportera, empieza a entrevistar a personas que supieron directamente de los hechos originales y que le amplían el panorama de lo que puede observar contemplando a la pareja en su cotidianidad.
Como era de esperarse las telarañas empiezan a aparecer en los rincones más lejanos de la historia, ahí donde no alcanzaron a pasar la escoba antes de que Elizabeth llegara. Ella descubre que las cosas entre ambos no son tan armoniosas, ni que la pareja es unánimemente aceptada por la comunidad y que hay víctimas colaterales a esta relación. Además la narración omnisciente nos revela asuntos privados de cada uno, particularmente de Joe: las cosas parecen ser una fachada quebradiza, pero para Elizabeth lo que atestigua y lo que le cuentan no le repele, por el contrario, todo lo que la acerca a esa relación enfermiza de hace más de dos décadas atrás le produce una innegable y curiosa fascinación, amén que Joe adulto le parece físicamente lo suficientemente atractivo para convertirlo en objeto de deseo. Cuando Elizabeth visita el sótano de la tienda de mascotas, donde todo se consumó originalmente, parece sentirse poseída por los impulsos de Gracie, como si en el fondo la envidiara, como si en el fondo quisiera ser ella. No solo interpretarla.
La dualidad la define el diccionario como la “existencia de dos caracteres o fenómenos distintos en una misma persona o en un mismo estado de cosas” y así se siente Elizabeth. El director Haynes refuerza esta sensación desde lo visual haciendo constantes paralelismos entre ambas, sea frente a un espejo u oponiéndolas en un mismo plano. El referente automático es ver lo que hizo Ingmar Bergman con Liv Ullmann y Bibi Andersson en Persona (1966) con esa magnífica fusión de personajes y de almas. Secretos de un escándalo sigue un hilo conductor parecido: el de la fascinación malsana por otro ser en el que pretendemos vernos. Al final de la película hay un monologo de Elizabeth frente a la cámara en la que lee apartes de una carta que Gracie le envió a Joe y puede uno sentir que la transformación está completa, considerando además que ya sació su sed sexual. Se comportó como un vampiro succionando los recuerdos ajenos y obteniendo placer de ello.
Otro que vampirizó un elemento fue Todd Haynes, que recurrió para su banda sonora a utilizar el tema que Michel Legrand compuso para El mensajero (The Go-Between, 1971), de Joseph Losey, y que es ubicua en esa película, subrayando los momentos dramáticos. El mensajero nos trae la historia de un amor prohibido, tan escandaloso en la Inglaterra de principios del siglo XX como lo que ocurrió en los años noventa entre una profesora adulta y su alumno menor de edad. Haynes nos hace volver los ojos a ese filme, en el que inmediatamente después de los créditos iniciales una voz en off nos advierte que “el pasado es un país extranjero. Las cosas se hacen allí de manera distinta”. Tiene razón, Por más que Elizabeth haya tratado de apropiarse de una experiencia ajena, esta solo les pertenece a los que la vivieron. Ella jamás va a entender que pasó en realidad entre ellos, solo le queda la posibilidad de interpretar un papel, arañando el exterior de unas vidas que escapan a su comprensión o a la nuestra.
Citas y referencias:
1. Sin autor acreditado, “New Plays: The Seven Descents of Myrtle”, TIME magazine, página web: www.time.com. Disponible online en: https://content.time.com/time/subscriber/article/0,33009,900074-1,00.html
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