Invocad al Dios de la ira: The Birth of a Nation, de Nate Parker

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Southern trees
Bearing strange fruit
Blood on the leaves
And blood at the roots
Black bodies
Swinging in the southern breeze
-Strange Fruit

Creo que la pregunta más recurrente que inicialmente tuvo que responder Nate Parker a propósito de su debut como director, guionista, productor y actor con The Birth of a Nation (2016) fue respecto al título del filme, homónimo del mítico largometraje del “Dios padre” del cine norteamericano, David Wark Griffith, estrenado en 1915 y en el que hizo una versión épica de la guerra de secesión y de la época de la “reconstrucción”, incluyendo el surgimiento del Ku Klux Klan. Atreverse a bautizarlo así conllevaba un desafío con la historia del cine, pero también era una declaración de principios y de intenciones.

The Birth of a Nation (2016)

Obviamente ya Nate Parker ha respondido en mucho medios esa pregunta. En Filmaker: “He recuperado este título y lo he vuelto a proponer como una herramienta para desafiar el racismo y la supremacía blanca en América, y así inspirar una predisposición amotinada hacia cualquier injusticia en este país (y en el extranjero) y para promover el tipo de confrontación honesta que movilice nuestra sociedad hacia la curación y el cambio sistémico sostenido” (1). En Vulture: “Era muy importante que usara este título. Quería poner un foco en esta película [se refiere a la de Griffith]: lo que le hizo a América, lo que le hizo a nuestra industria cinematográfica, lo que le hizo a la gente de color con respeto al terrorismo doméstico. Hay sangre en ese título, así que quería reutilizarlo. A partir de ahora, The Birth of a Nation está unido a Nat Turner, uno de los revolucionarios más valientes que este país ha visto nunca” (2). Tan exaltadas declaraciones, dadas cuando la película se estrenó exitosamente en el Festival de Sundance en enero de 2016, reflejaban un espíritu en pie de guerra que utilizaba a un personaje del pasado para expresarse, para poder decir que no estaba de acuerdo con la discriminación y la inequidad racial que aún persisten en Estados Unidos. The Birth of a Nation ganaría el Gran Premio del Jurado y el Premio del público en ese certamen. En ese momento Fox Searchlight Pictures compró los derechos de distribución de la cinta por $17.5 millones de dólares.

The Birth of a Nation (2016)

Invocando a todos los dioses de la ira, Nate Parker nos muestra en su cinta como se forma un huracán. La base de injustica, brutalidad, ignominia, odio e impotencia que se van acumulando crónicamente y que van volviendo secas las justificaciones, promesas, palabras y rezos. Solo quedan la rabia sorda, el deseo de venganza, los impulsos primarios que buscan un escape, el que sea. Entonces el huracán se forma. Y si encuentra una atmósfera propicia, se manifiesta en su absoluta magnitud, destruyendo todo, dejando la tierra arrasada y quemada, sin rastros de justos y de pecadores. Este proceso fue el que experimentó Nat Turner (1800-1831), un esclavo que en agosto de 1831 lideró una sangrienta rebelión en el Condado de Southampton en Virginia. Nat fue una figura histórica singular: aprendió a leer y a escribir, y se hizo un profundo creyente. Aprovechó sus virtudes de predicador para dar testimonio de fe, pero también –por lo menos el filme así lo supone- fue testigo de todas las vejaciones imaginables y encontró en la Biblia no solo razones para la mansedumbre, sino también argumentos para levantarse en contra de los oprobios de su pueblo ocasionados por los esclavistas. Nat se consideraba un profeta y la película también lo mira con una perspectiva mesiánica, por momentos alucinada.

The Birth of a Nation (2016)

Nate Parker (quien además interpreta al protagonista) construye un personaje que sufre un descreimiento progresivo a medida que constata que nada de lo que predica parece tener sentido. Él habla de fe, de obediencia, de resignación, de docilidad, de un paraíso como recompensa, pero solo ve a unos esclavos sumisos llenos de ignominia, dolor y muerte. En este aspecto el filme es muy logrado al mostrar la evolución verosímil del personaje, que pasa de predicador a líder de una turba exterminadora. Entendemos el porqué, hemos visto como se acumulan motivos en su cabeza y en su alma. Lo que sigue es la explosión. Y en eso The Birth of a Nation no sabe de límites. Los esclavos salen a cobrar venganza y sangre es lo que están buscando. Esas escenas no se describen, se ven.

The Birth of a Nation (2016)

Si los exesclavos de la película de Griffith son vistos como oportunistas y abusadores, como seres que se lucran del resultado de la guerra para dar paso a su codicia y a sus bajas pasiones, motivos válidos para que surja el KKK a defender a los “indefensos” blancos que están siendo humillados, los esclavos del filme de Nate Parker y su conducta son el resultado apenas natural de los atropellos y ultrajes sin nombre de unos seres a los que se les negaba su condición de humanidad. Y que todavía hoy en el siglo XXI son sujeto de sospecha, falta de oportunidades, abuso de las autoridades y marginación. Nate Parker aspira a que su The Birth of a Nation sea la otra cara, el lado B del filme de Griffith, el complemento del retrato parcial que aquel hizo. Su filme tiene el brío suficiente para intentarlo. El tiempo dirá si lo logra.

The Birth of a Nation (2016)

Sin embargo tiene en contra un enemigo: el mismo Nate Parker. En agosto de 2016 salió a la luz un escándalo que lo vincula a él y a su compañero de habitación, Jean Celestin, con una acusación de violación de una mujer de 18 años ocurrida en 1999, cuando el director estudiaba en Penn State University. Parker fue absuelto de los cargos, su compañero fue encontrado culpable pero apeló. La mujer se suicidó en 2012. Hay que anotar que Celestin comparte los créditos del guion de The Birth of a Nation junto a Parker. La forma en que este ha manejado ante los medios el tema no ha sido afortunada, se ha mostrado reactivo, defensivo y poco colaborador a abordar el asunto en las entrevistas, donde ahora ya no le preguntan por el título de su filme. Parece que olvida la extrema sensibilidad del público norteamericano ante esos escándalos en una figura mediática.

La falta de nominaciones a los premios (El National Board of Review y el American Film Institute no la incluyeron entre las películas del año) y la atención decreciente que la película ha tenido son un mal signo. Es una lástima que una obra tan potente como The Birth of a Nation vaya a quedar sepultada no por ella misma, sino por el pasado de su autor. El pretérito no perdona y ya desafortunadamente Nate Parker lo sabe bien.

Referencias:

1. Soheil Rezayazdi, Five Questions with The Birth of a Nation Director Nate Parker, Filmaker Magazine, 25/01/16, página web: http://filmmakermagazine.com/97103-five-questions-with-the-birth-of-a-nation-director-nate-parker/#.WHjaDVN97IV

2. Jada Yuan, The Birth of a Nation’s Nate Parker on Directing the Biggest Movie in Sundance History and Its Message, Vulture, 28/01/16, página web: http://www.vulture.com/2016/01/nate-parker-the-birth-of-a-nation-dw-griffith.html

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