¡Está vivo! (o algo así): El joven Frankenstein, de Mel Brooks

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“El recuerdo de Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo era tan feliz que me estaba haciendo sentir triste, me preguntaba si alguna vez me iban a pedir que trabajara en algo tan maravilloso otra vez. Una tarde después de almorzar subí a mi habitación con un bloc de hojas amarillas y un lapicero de tinta azul. En la parte de arriba de una página escribí Young Frankenstein y luego escribí dos páginas de lo que podría pasarme si yo fuera el bisnieto de Beaufort von Frankenstein y fuera convocado a Transilvania porque había heredado la herencia de los Frankenstein”. Son las palabras del actor Gene Wilder en su autobiografía Kiss Me Like a Stranger: My Search for Love and Art, describiendo la génesis del guion de la película El joven Frankenstein (Young Frankenstein, 1974).

Mel Brooks y Gene Wilder se conocían desde 1963, cuando este último tuvo un papel secundario en la adaptación teatral de Madre Coraje de Bertolt Brecht que protagonizó Anne Bancroft, la esposa de Brooks, bajo la dirección de Jerome Robbins. Unos años más tarde Brooks lo puso a protagonizar su debut como director, Los productores (The Producers, 1967). Sería apenas el segundo papel de Wilder en el cine, luego de su debut en Bonnie and Clyde (1967), de Arthur Penn.

Tery Garr, Gene Wilder y Marty Feldman en El joven Frankenstein (1974).

Teri Garr, Gene Wilder y Marty Feldman en El joven Frankenstein (1974).

Por eso no es de extrañar que Wilder quisiera llamarlo para hablarle de su naciente proyecto. “Simpático” fue todo lo que dijo Brooks por teléfono. Wilder sabía que Brooks no dirigía nada que él mismo no hubiera escrito, así que no quiso insistir. Pero fue Mike Medavoy, el agente del actor, quien también representaba a los actores Peter Boyle y Martin Feldman, quien logró que Brooks se interesara por hacer un filme protagonizado por ellos tres y con guion escrito por Wilder. Los productores y Las doce sillas (The Twelve Chairs, 1970) habían sido fracasos de taquilla y probablemente eso fue lo que lo decidió a involucrarse con un guion ajeno.

El acuerdo inicial incluía que Gene Wilder debía enviarle de a veinte páginas para su revisión, pero él y Mel Brooks se reunieron en Nueva York para discutir el guion. Después los encuentros se trasladarían a Los Ángeles, cuando Wilder aceptó protagonizar el siguiente filme de Brooks, Locuras en el oeste (Blazing Saddles, 1974). “Mel salía del rodaje y me hacía añadir o quitar cosas”, recordaba el actor, “él me decía, tú no tienes un villano, solo tienes un burgomaestre”. Tras vender el guion a la 20th Century Fox, que aprobó un presupuesto de 2.8 millones de dólares, continuaron colaborando en el guion. “Mi trabajo era hacerlo a él más sutil, su trabajo era hacerme más basto”, refería Wilder, añadiendo que “Mel me enseñó a no tenerle miedo a ofender. Es cuando uno se preocupa de ofender a la gente que termina metiéndose en problemas”. El hecho de que Wilder y Brooks decidieran rodar la película en blanco y negro fue motivo de largas discusiones con los productores de la Fox que insistían en que debía ser a color por obvias razones comerciales.

Gene Wilder y Peter Boyle en El joven Frankenstein (1974)

Gene Wilder y Peter Boyle en El joven Frankenstein (1974)

Brooks pudo conseguir los equipos e implementos originales de laboratorio diseñados por Ken Strickfaden para el Frankenstein (1931) de James Whale y así darle un toque de autenticidad a la producción. Asombrosamente estaban guardados en el garaje de la casa de Strickfaden en Santa Mónica. El rodaje duró cincuenta y cinco días, la mayoría de ellos en un ambiente muy agradable, tanto que se dice que Brooks continuó rodando escenas fuera del libreto para que el grupo siguiera trabajando juntos. Eso hizo el corte original fuera de tres horas, lo que implicó un montaje de seis meses para dejar la película apenas en 106 minutos.

Además de Wilder y los actores Boyle y Feldman, en el reparto de El joven Frankenstein están tres actrices que fueron fundamentales para el éxito del filme, Teri Garr, Cloris Leachman y Madeline Kahn, a quien Wilder había visto en Locuras en el oeste. En esta ocasión Mel Brooks no actuó. El director recuerda que “No me dejaron estar. Ese fue el acuerdo que Gene Wilder consiguió. Él me dijo que si yo no estaba en la película la haría. Él dijo que yo tendía a romper la cuarta pared, quisiera o no. Y yo quería dejar las cosas así, no quería ser un guiño para el público. Yo amaba ese guion”. Pese a eso, fueran muchas las improvisaciones que se hicieron durante el rodaje, fruto de la espontaneidad y el ingenio de los actores y el director. La única recomendación que Brooks le dio a Wilder fue que le bajara la intensidad a su actuación, pues su personaje no podía estar a toda hora en un estado cuasi febril.

Marty Feldman en El joven Frankenstein (1974)

Marty Feldman en El joven Frankenstein (1974)

La mezcla de atmósfera gótica, respetuosa evocación cinéfila sobre las películas de Frankenstein que Universal Studios hizo en los años treinta, y sátira inteligente probó ser exitosa en El joven Frankenstein. La juguetona anarquía de las películas previas de Mel Brooks se ve acá contenida por un guion sólido con una historia narrativamente muy estructurada y que no era una serie de sketchs cómicos unidos artificialmente. Además existía un equilibrio entre drama y comedia que era inédito para el cine de Mel Brooks. Este explicaba que “la película es tan emotiva como divertida. Y por eso es que ha persistido tanto tiempo. Porque la emoción cuenta. Las películas no pueden ser ráfagas de locura. Tienen que tener alguna base humana para el humor”.

Peter Boyle y Madeline Kahn en El joven Frankenstein (1974)

Peter Boyle y Madeline Kahn en El joven Frankenstein (1974)

Ese es el rasgo característico de este filme, que tiene al Dr. Frederick Frankenstein (interpretado por Gene Wilder), un cirujano norteamericano nieto del famoso Dr. Victor Frankenstein, que no quiere vivir a la sombra de su mala reputación. El pasado vendrá a buscarlo cuando se entere que ha heredado las propiedades de su familia en Transilvania. Viaja hasta allá y sin pretenderlo terminará repitiendo los experimentos de su abuelo para unos resultados definitivamente graciosos, marcados por los equívocos y la inexperiencia de Frederick a la hora de dar vida a su monstruo. Abundan las bromas de doble sentido y no todos los gags dan necesariamente en el blanco, pero esta es la comedia más fina y elaborada de Mel Brooks, rodada en un hermoso blanco y negro, y con un grupo de actores y actrices en un momento alto de sus respectivas carreras. Algunos de los parlamentos del filme ya hacen parte de la memoria cinéfila universal.

Mel Brooks, Peter Boyle, Marty Feldman, Gene Wilder y Teri Garr durante el rodaje.

Mel Brooks, Peter Boyle, Marty Feldman, Gene Wilder y Teri Garr durante el rodaje.

El joven Frankenstein, estrenada en diciembre de 1974, recaudó más de 86 millones de dólares en taquilla y les dio a Wilder y a Brooks una nominación al premio Oscar al mejor guion adaptado. Ninguno de los dos volvería nunca a ser candidatizado a este galardón. De acuerdo al listado del American Film Institute sobre las mejores comedias de la historia del cine, esta cinta ocupa la posición número 13. Apalancado por este éxito, Gene Wilder empezaría en 1975 una carrera como director paralela a la que tuvo como actor. Los cuatro largometrajes que dirigió contaron con guion suyo, pero ninguno tuvo la relevancia de su Frankenstein. No sabremos nunca que hubiera pasado de haber continuado su asociación profesional con Mel Brooks, pero ambos nos dejaron un gran filme para la historia. Además es una comedia y eso por sí solo ya es una buena noticia.

Publicado en el suplemento “Generación” del periódico El Colombiano, 18 de septiembre de 2016, págs. 16-17
©El Colombiano, 2016

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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