La dualidad que pesa: Maestro, de Bradley Cooper

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-“¡Tu verdad es una maldita mentira!”, le espeta Felicia a su esposo Leonard Bernstein en medio de una fuerte discusión conyugal. Esa frase, dicha con rabia, refleja lo doloroso que ha sido el juego al que ella se prestó al casarse con un hombre muy talentoso que requería de una fachada social impecable que disimulase unas preferencias sexuales que, de hacerse públicas en el clima puritano de Estados Unidos de mediados del siglo XX, le hubieran impedido tener el éxito que tuvo como director de orquesta, compositor, pianista y formador de público.

Maestro (2023)

Ante una figura tan enorme e inabarcable como la de Bernstein, el director y protagonista Bradley Cooper –que contó con tres mega productores como Steven Spielberg, Martin Scorsese y Netflix- opta por relatarnos su vida de pareja junto a la actriz Felicia Montealegre a quien conoció en 1947. Se casarían en 1951, siguiendo Bernstein el consejo de su mentor –y amante- Dimitri Mitropoulos, quien nunca utilizó un matrimonio fachada.  Maestro (2023) es entonces el relato de la compleja relación entre ambos, pues ella siempre fue consciente de la situación sexual su esposo. En una carta le expresa: “Eres homosexual y puede que nunca cambies; no admites la posibilidad de una doble vida, pero si tu paz mental, tu salud, todo tu sistema nervioso dependen de ciertos hábitos sexuales, ¿qué puedes hacer al respecto? Intentemos ver qué pasa si eres libre de hacer lo que quieras, pero sin culpas ni confesiones… Nuestro matrimonio no se basa en la pasión, sino en la ternura y el respeto mutuo”.

Maestro (2023)

Por eso la protagonista es ella: sus silencios, sus miradas, su tácita aceptación de una realidad que le dolía pero que no podía cambiar. Le dio tres hijos y un hogar, lo hizo feliz, lo hizo crecer profesionalmente, lo hizo digno ante la conservadora sociedad cultural del momento, pero nada de eso podía hacer que él dejara de buscar placer en otros cuerpos. Carey Mulligan –que interpreta a Felicia-  sostiene esta película sobre sus hombros. Es su sacrificio personal el que está aquí relatado. Por la pantalla aparecen nombres como los de Jerome Robbins, Betty Condem & Adolph Green, Aaron Copland, Sergei Koussevitzky, Ellen Adler o David Oppenheim, que en una biopic centrada en la carrera musical de Leonard Bernstein serían imprescindibles, pero que aquí son solo figurantes con parlamento y sin contexto. 

Maestro (2023)

Bradley Cooper, encarnando a Bernstein, lo llena de ansiedad y ambigüedad. Es un hombre que se sabe talentoso y admirado, y que busca aprovechar ese reconocimiento y su carisma para sus aventuras homosexuales, que en un punto dejan de tener la discreción que las caracterizaba, complicando el pacto que hizo con su esposa y sembrando rumores entre sus hijos a medida que estos van creciendo. Pocas veces lo vemos conduciendo una orquesta, exceptuando una magnífica secuencia que reproduce  el concierto de 1973 en el que dirigió a la orquesta sinfónica de Londres tocar  en la catedral de Ely, en Inglaterra, la Sinfonía No. 2 de Mahler, “Resurrección”. También hay una lograda escena onírica en la que él y Felicia ven uno de los números musicales que se van a convertir en el musical de Broadway On the Town.

Maestro (2023)

Así como a Bersntein le pesaba su condición sexual, también parecía sentir remordimiento por su vinculación a los musicales populares y al trabajo de composición de bandas sonoras –en la película se escuchan apartes  de la música que escribió para On the Waterfront y West Side Story– como si eso le quitara pureza frente a su trabajo musical “culto” y no le sumara, en cambio, versatilidad. Entre esas dualidades se debatió siempre y lo mismo parece pasar en Maestro: ante la complejidad de la vida de este hombre, Bradley Cooper tenía que decidirse entre abordar su carrera musical o su vida amorosa. Optó por esta última –quizá la más jugosa comercialmente- y lo hizo con todos los poderosos elementos de la industria de Hollywood a los que tuvo acceso. Hizo una película consciente de que abordaba exclusivamente un ángulo y no el panorama completo, y de esto tenemos que tener claridad como espectadores. Este es su punto de vista y desde ahí Maestro cumple con las expectativas  y nos entrega un producto comercial digno de admirar. Otra cosa es buscar lo que la película no es. Pero eso ya no depende de Bradley Cooper…     

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.      

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