Febrero 25, 1964: Una noche en Miami, de Regina King

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“Malcolm X, Sam Cooke, Ali y yo. Era una experiencia muy rara para nosotros coincidir todos en un lugar. (…) Todos terminamos en un pequeño hotel para negros. Se trasformó en un lugar histórico. Intercambiamos ideas. Defender nuestros derechos era importante para todos, porque no aceptábamos ser ciudadanos de segunda y que nos consideraran inferiores. El riesgo de decir lo que uno pensaba era perder dinero, perder popularidad en el centro de los Estados Unidos. Pero a nosotros, los que estábamos ahí esa noche no nos importaba nada. Hablamos de hacernos valer y exigir nuestros derechos”, explica Jim Brown en el documental El doble asesinato de Sam Cooke (The Two Killings of Sam Cooke, 2019) de Kelly Duane.

Una noche en Miami (One Night in Miami, 2020)

Ocurrió, no lo duden. En la noche del 25 de febrero de 1964, después de que Cassius Clay (aún no era Muhammad Ali) ganara el título mundial de los pesos pesados al derrotar a Sonny Liston en el Convention Hall de Miami, estos cuatro personajes se reunieron en la habitación de Malcolm X en el motel Hampton House, uno de los pocos lugares de la ciudad que alojaba personas de raza negra. Sam Cooke, de 33 años, era un exitoso cantante de pop y soul, Cassius Clay a sus 22 años, era ese día el boxeador más famoso del mundo, Jim Brown -28 años- era uno de los jugadores profesionales de futbol americano más galardonados, mientras Malcolm X, en ese entonces de 38 años, era el vehemente ministro y vocero de la Nación del Islam en plena lucha contra la supremacía blanca. Todos líderes en un encuentro que era irrepetible. “Esa noche fue un momento crucial para ellos. Yo estaba como ‘guau, haber sido una mosca en esa pared’. La gente no estaba realmente consciente de que estos tipos se habían reunido porque, en ese momento, lo que estaban haciendo los ponía a todos en peligro”, explicaba a la BBC Kemp Powers, el dramaturgo, guionista y director que escribió el drama teatral One Night in Miami, donde hace un recuento ficticio, pero plausible, de lo que pudieron haber hablado los cuatro en esa noche. La obra se estrenó en 2013, escenificada por la compañia Rogue Machine Theatre en Los Ángeles.

Una noche en Miami (A Night in Miami, 2020)

El mismo Powers hizo la adaptación de su obra para convertirla en el guion de Una noche en Miami (One Night in Miami, 2020), el debut de la actriz Regina King como directora de largometrajes de ficción. La película tiene unas escenas que sirven de preámbulo al encuentro de los cuatro, en los que se evidencia que pese a su fama y a su éxito, son personas discriminadas por su raza y que nada los salva ni de los prejuicios ni de la desilusión. Esa fragilidad personal es clave para lo que viene, para esa cita que bien pudiera haber sido una enorme fiesta para celebrar el campeonato ganado por Cassius Clay, pero que termina en una reunión privada donde salen a flote inseguridades, temores, secretos, confesiones y dudas.

Una noche en Miami (One Night in Miami, 2020)

Aunque la película no desdice de su origen teatral – la unidad espacial, los abundantes y elaborados diálogos- se desliga del mismo sacando a los personajes a otros ámbitos y utilizando movimientos de la cámara y los reflejos en los espejos para darle un ritmo cinematográfico a una narración que funciona porque supuso con acierto, a partir de la personalidad de cada uno de los involucrados, lo que sucedería en una reunión entre ellos. Se parte del respeto que la figura de Malcolm X (interpretado por Kingsley Ben-Adir) les generaba, lo que su carácter de líder político y religioso inspiraba en ellos, sobre todo en el futuro Muhammad Ali (Eli Goree), un joven fácilmente influenciable y permeable a un guía espiritual de ese calibre. Malcolm X era en ese momento un hombre agobiado: vigilado por el FBI, temeroso de su seguridad personal y defraudado del movimiento musulmán cuyo dogma aún promovía, pese a las sospechas que le generaba la falta de pureza de sus líderes. Estaba a punto de abandonar la Nación del Islam, pero sus ideales eran inalterables en su dogmatismo.

Una noche en Miami (One Night in Miami, 2020)

Esa noche Malcolm X necesitaba que no solo el boxeador se uniera a la causa, sino que todos lo hicieran, que todos fueran una sola voz. Con Jim Brown (Aldis Hodge) pensando dejar su carrera deportiva para incursionar en el cine no iba a ser fácil lograrlo, y por eso el drama central del filme es el intento de “convertir” a Sam Cooke (Leslie Odom Jr.), un ídolo de masas, en un vocero oficial del descontento racial. Este cantante no estaba exactamente de rodillas frente a los deseos de su público de raza blanca. Él además de ser un hábil empresario también era sensible a la situación social que lo rodeaba y de la que no podía escapar. Su canción icónica “A Change Is Gonna Come” -que fue su respuesta al “Blowin’ in the Wind” de Bob Dylan- fue grabada en realidad el 30 de enero de 1964, 25 días antes del encuentro en Miami. Su idea de una revolución no tenía por qué ser la misma de Malcolm X para ser válida: la película expone sus razones y sus motivos. La confrontación es entonces entre la propuesta radical del líder religioso y las estrategias artísticas y comerciales de Cooke. Una noche en Miami nos muestra que dos visiones aparentemente antagónicas sobre la realidad realmente apuntan al mismo objetivo.

Una noche en Miami (One Night in Miami, 2020)

De ese diálogo entre los cuatro no esperen ni un adoctrinamiento, ni una epifanía o una redención. Ese encuentro en Miami fue un recordatorio de sus responsabilidades como representantes insignes de su raza y en eso la película es transparente en su compromiso. Todos compartían una misma lucha, un dolor semejante, una idéntica injusticia. Cada uno ya tenía claro lo que debía hacer y cómo hacerlo. La historia terminaría por demostrarnos que no fueron inferiores a lo que de ellos se esperaba.

It’s been a long
A long time coming
But I know a change gonna come
Oh, yes it will

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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