Efectos personales: Blow Out, de Brian De Palma

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Todo el tiempo tienes que recordarte a ti mismo que estas siendo medido contra las modas del presente, y que si tu obra tiene cualquier tipo de poder de permanencia, la gente hablará de ella en 20, 30 años.
—Brian De Palma

En Greetings (1968), el segundo largometraje de Brian De Palma, uno de los personajes, Lloyd, está convencido –al ver una foto ampliada del lugar donde fue asesinado el presidente Kennedy- de ver personas y un arma en el montículo de hierba en la Plaza Dealey en Dallas, lo que según él, “Va a romper de lado a lado el caso Kennedy”. La chica del laboratorio fotográfico se muestra escéptica: “No vas a ver nada excepto grano del tamaño de pelotas de golf. Mira, yo vi Blow-Up. Yo sé cómo va a resultar esto: no vas a ver nada”.

La teoría conspirativa de un crimen y el tema de la percepción individual que requiere ser validada por los otros, como ocurre en Blow-Up (1966), de Michelangelo Antonioni, volverán a Brian de Palma años más tarde con Blow Out, que estrenada en Estados Unidos el 24 de julio de 1981 con buenos comentarios de la crítica pero poco éxito de taquilla, se ha ido convirtiendo con el paso del tiempo en un filme de culto, constituyéndose en la que es probablemente su película más lograda en una filmografía llena de altibajos, que deambula entre los visos geniales y las zancadillas más mañosas.

Blow Out (1981)

Blow Out (1981)

En Blow Out uno de los personajes, Manny Karp, ha registrado en video un presunto accidente de tránsito nocturno en el que ha fallecido McRyan, el gobernador de Pensilvania y aspirante a la presidencia del país, al perder el control de su vehículo y caer a un río. Hablando con una mujer le dice, “Oye nena, esto es lo más importante desde el film de Zapruder”, refiriéndose a la mítica filmación que del momento del asesinato de Kennedy hizo inadvertidamente el confeccionista Abraham Zapruder con su cámara de 8mm. En el filme de De Palma otro hombre hizo otra grabación del accidente del gobernador, pero aunque fue testigo presencial, solo registró el audio del momento: se trata del técnico en efectos sonoros, Jack Terry (interpretado por John Travolta), que se encontraba captando esa noche sonidos de la naturaleza. Jack está convencido que no se trató de un accidente y sus oídos expertos están seguros de ello. Además rescató del lugar de los hechos a una mujer, Sally, que se encontraba en el auto del político. Que Sally sea la misma mujer con la que Manny Karp está sosteniendo la conversación del inicio de este párrafo habla de los interesantes giros que toma Blow Out y que no voy a revelar.

Blow Out (1981)

Blow Out (1981)

Jack, el protagonista de este filme, trabaja para Independence Pictures Incorporated, donde es quien provee los efectos de sonido para películas de bajo presupuesto, llenas de violencia, sexo softcore y acción barata. Ahora anda buscando un buen grito para una mujer que va a ser apuñaleada por un sicópata mientras se ducha, como Marion en Sicosis (Psycho, 1960), de Hitchcock, un autor del que Brian de Palma se considera el único “practicante” de su escuela de hacer cine, tal como lo refiere en De Palma (2015), el documental codirigido por Noah Baumbach y Jake Paltrow, dos admiradores confesos de este realizador, que le han hecho una larga entrevista en la que en su propia voz hace un repaso detallado por todo su cine. Estrenado en el Festival de cine de Venecia en septiembre de 2015, el documental vino a presentarse comercialmente de manera limitada en Estados Unidos apenas en junio de 2016.

Blow Out (1981)

Blow Out (1981)

Jack capta el sonido que le despierta sospechas y rescata a la mujer, pero desde la campaña del político muerto le piden que no revele que había alguien más en el automóvil, para no avergonzar a la familia del difunto, pues su acompañante era una escort. Nadie le cree que hubo un complot para asesinar a McRyan, como nadie le cree a Thomas, el fotógrafo que cree haber atestiguado un crimen en Blow-Up mientras tomaba fotografías en un parque. Pero si el filme de Antonioni es una reflexión existencial acerca de las fronteras individuales de la percepción, el filme de De Palma es un thriller completamente emotivo. Es cine de serie B –como del que se mofa al mostrarnos el material al que Jack provee sonido- pero elevado a una categoría superior por un guion inteligente y muy bien estructurado que el propio De Palma escribió.

Blow Out (1981)

Blow Out (1981)

Como el fotógrafo de Blow-Up, Jack en Blow Out se enfrenta a la progresiva y misteriosa desaparición de las pruebas que explican su teoría. Hay fuerzas que no están interesadas en que se compruebe que no se trató de un accidente sino de un crimen. Jack tiene la razón de su lado, pero esa “verdad” se apoya en un registro sonoro, que no solo es frágil, sino además modificable y susceptible a interpretaciones subjetivas (como también lo exhibió Coppola en La conversación (1974), otro filme que influyó a De Palma). Además existe el video que Manny Karp hizo, y este hombre afirma que no vio a nadie más en el automóvil. Karp vende las imágenes a una revista y esta las reproduce fotograma a fotograma.

Brian De Palma dirige a Travolta en Blow Out (1981)

Brian De Palma dirige a Travolta en Blow Out (1981)

Blow Out es cine sobre el cine. Jack monta esos fotogramas y con ellos y el sonido que grabó logra una construir una narración cinematográfica. De Palma es meticuloso al mostrarnos el proceso de montaje sonoro y como este añade significado a la imagen. Sin el sonido, lo que Jack ve es una cosa completamente diferente a lo que observa cuando le añade audio. Hay otra percepción de lo ocurrido esa noche. El problema es que esa percepción no está ratificada por nadie diferente a Sally (la actriz Nancy Allen, en esos momentos esposa de De Palma), una mujer cuya existencia se quiere negar o liquidar. Si Sally desaparece no hay nadie más que pueda dar fe de lo que Jack supone haber oído, pues todos sus esfuerzos por hacer colectiva su percepción y de esa forma validarla, no fructifican. Si alguien ve Ovni, pero nadie más lo ve, ¿estuvo realmente ahí? ¿Cómo prueba esa persona que sí lo vio, qué realmente era un Ovni?

Estas preguntas parecen acomodarse más al Blow-Up de Antonioni, porque lo que Brian De Palma quiere es sumergirnos, sin darnos tiempo a reflexión alguna, en un relato que suma efectivamente paranoia con obsesión, muy a la manera de Vértigo (1958). Jack salva a una mujer de las aguas –Como Scottie a Madeleine en ese clásico de Hitchcock- para encariñarse con ella y descubrir más tarde que no es exactamente la persona que imagina. Tanto Jack como Scottie estuvieron vinculados con la policía y ambos se retiraron del servicio al autoinculparse de la muerte de un compañero –El documental De Palma empieza con esa escena de Vértigo– y ahora se dedican a investigar por su cuenta. No saben que no les han contado toda la verdad y deberán atar muchos cabos sueltos para al final “utilizar” a la mujer que salvaron para constatar sus teorías, en una misión que terminará por redimirlas de su pecado previo.

De Palma, Travolta y Nancy Allen durante el rodaje

De Palma, Travolta y Nancy Allen durante el rodaje

“El primer trabajo es crear la emoción y el segundo trabajo es preservarla” decía Alfred Hitchcock, quien también anotaba que “Seamos lógicos: si se quiere analizarlo todo y construirlo todo en términos de plausibilidad y de verosimilitud, ningún guion de ficción resistiría este análisis y sólo se podría hacer una cosa: documentales”. Brian De Palma, discípulo de Hitchcock, ha aprendido esas lecciones y en Blow Out las aplica. No hay tiempo de encontrar los puntos débiles o las inconsistencias del guion: lo que predomina acá es la emoción, la técnica (la cámara lenta, la pantalla dividida en dos, los giros de 360 grados como muestra de desesperación del protagonista) dispuesta a generar una reacción visceral en el espectador y De Palma lo consigue por completo esta vez. Secuencias como la persecución que hace Jack en su jeep por las calles de una Filadelfia abarrotada por un desfile patriótico, o el momento en que alcanza a ver a Sally implorando su ayuda mientras grita por su vida, son puro cine.

Como cine es también la demoledora paradoja con la que cierra este filme, en la que un especialista en efectos sonoros encuentra que no hay nada mejor que un sonido auténtico, aquello que sale del alma cuando ya no tenemos nada más que expresar. Un verdadero “efecto personal” imposible de imitar. Es el triunfo y a la vez la derrota absoluta de Jack. “Es un buen grito, es un buen grito”, reconoce Brian De Palma en el documental de Baumbach & Paltrow. Vean Blow Out, entenderán porque lo dice.

Publicado en el suplemento “Generación” del periódico El Colombiano, 28 de agosto de 2016, págs. 4-5
©El Colombiano, 2016

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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