Sueño con serpientes: Saint Laurent, de Bertrand Bonello

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En el 2013 La vida de Adèle triunfó en Cannes y este año también hubo espacio en ese Festival para una película con un protagonista homosexual, uno cuyas iniciales son leyenda: YSL.

Una pantalla dividida en dos o tres segmentos, unas imágenes hipnóticas en las que vemos cuerpos que languidecen frente a nosotros, dormidos, drogados, quizá satisfechos y relajados tras un orgasmo. ¿Serán acaso la vida y milagros de Yves Saint Laurent según el director francés Bertrand Bonello? Probablemente, pero no en estos momentos. Para ser exactos esta descripción se refiere a su cinta previa, L’Apollonide (Souvenirs de la maison close), que en el 2011 concursó por la Palma de oro en Cannes. Ahora, con iguales recursos estilísticos, Bonello vuelve al mismo certamen a concursar por el mismo premio con una nueva película llamada Saint Laurent. En la sofisticación visual el déjà vu es instantáneo, pese a que L’Apollonide transcurría en un prestigioso burdel en la belle époque parisina y Saint Laurent se dedique a trazar la vida del afamado modisto y diseñador francés exclusivamente entre 1967 y 1976.

Se nota que Bonello –nacido en Niza en 1968- quiere imprimir a sus filmes una marca reconocible. La música, los juegos formales y la sensación de decadencia y de fin de una era son las mismas en ambas películas. Infortunadamente las dos salieron con las manos vacías de Cannes. Ni siquiera la Queer Palm obtuvo Saint Laurent, pese a que fue una de las trece cintas nominadas a la quinta versión de este certamen paralelo al inmaculado Festival de marras. Esta vez la ganadora fue Pride, de Matthew Warchus, presentada en la sección llamada “la quincena de los realizadores”. Solo dos de los largometrajes que compitieron por la Palma de oro, Mommy, de Xavier Dolan y Saint Laurent hicieron parte de ese selecto grupo que involuntariamente concursó por la Queer Palm, cuyo jurado presidió el realizador canadiense Bruce LaBruce.

Louis Garrel en Saint Laurent (2014)

Louis Garrel en Saint Laurent (2014)

Mommy no tiene un tema LGBT, pero el canadiense Xavier Dolan, que ha admitido ser gay, ya había ganado la Queer Palm con Laurence Anyways (2012), pergaminos a lo mejor suficientes para que su filme fuera nominado. Saint Laurent, en cambio, se centra en el complejo triangulo pasional que protagonizaron el diseñador, su socio y pareja Pierre Bergé (interpretado por Jérémie Renier) y uno de sus amantes, Jacques de Bascher (Louis Garrel). El filme no es una biopic convencional y el director Bonello tenía un buen motivo para que su abordaje fuera diferente: en enero se estrenó otra película sobre YSL.

Los escasos almacenes donde venden DVD y Blu-ray en la ciudad de Cannes exhiben generosamente en sus estantes la nueva producción del actor y director Jalil Lespert llamada, para que no queden dudas, Yves Saint Laurent. Basada en la biografía que escribió Laurence Benaïm y en el libro de memorias de Pierre Bergé, titulado Cartas a Yves, la cinta de Lespert ostenta entonces el aval oficial. Bertrand Bonello tenía que desmarcarse de estos parámetros y contar otro ángulo de la historia. “Al prestar atención a muchos eventos, particularmente a su encuentro con Pierre Bergé y la creación de la marca, el filme de Jalil Lespert me permitió acercarme aún más al personaje, radicalizar mi visión y entrar más tarde al relato con menos explicaciones”, señala Bonello.

Gaspard Ulliel en Saint Laurent (2014)

Gaspard Ulliel en Saint Laurent (2014)

El Yves de Bonello (al que da vida el modelo y actor Gaspard Ulliel) es un hombre tímido, reservado y muy talentoso al que las turbulencias que agitan el mundo en esos años parecen tenerlo sin cuidado. Allá afuera hay guerras, luchas por los derechos civiles, magnicidios, protestas estudiantiles e incertidumbres sociales, pero para él solo hay una próxima colección que montar -no lo duden, Bonello se engolosina con el exquisito diseño de vestuario del filme- y una nueva fiesta salvaje a la que asistir. Durante esos años de fértil creatividad y decadente existir, YSL se mueve entre juergas interminables, mujeres que le sirven de musas y hombres que le sirven de amantes. Betty Catroux y Loulou de la Falaise (Léa Seydoux, la de La vida de Adèle) fueron esas mujeres, mientras Jacques de Bascher iba a convertirse en aquel Diablo Cojuelo que haría que su existencia se saliera de su cauce habitual y predecible, de esa vida tranquila que le ofrecía la relación estable con Bergé y que la película refleja con esmero.

Jacques lo hace sentir vivo y exultante en medio de la música hipnótica de Velvet Underground y Luther Ingram, el alcohol a chorros, las drogas multicolores y varias orgías en la época en la que nadie sabía del VIH. En la pantalla vemos cuerpos lánguidos reposar tras las batallas carnales, como en L’Apollonide. Entre sus dos amores la existencia del diseñador, por lo menos desde la óptica de Bonillo, era un caos que amenazaba con hacerlo colapsar definitivamente. Yves Saint Laurent no soñaba con serpientes simplemente, las veía en sus alucinaciones. Se antojaba el momento de tomar medidas urgentes.

La enorme distancia que Bertrand Bonello pone entre nosotros y su personaje contribuyó a que Saint Laurent fuera tildada en Cannes de fría y poco inspirada. Parece que todos olvidamos que a quien vimos en ese filme fue tan solo un hombre, con toda la fragilidad y la capacidad de tropezar que eso implica.

Publicado en la revista Arcadia No. 105 (Bogotá, junio-julio/2014). Pág. 18
©Publicaciones Semana S.A., 2014

Saint Lauren Bonello poster

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