Léa Seydoux, sin límites

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¿Cuáles son las actrices francesas contemporáneas más importantes? Escojamos según la década del siglo XX en la que nacieron. Catherine Deneuve nació en 1943 y diez años después lo hizo Isabelle Huppert. Es fácil convenir que entre las actrices nacidas en los años sesenta, Juliette Binoche es la más destacada (con una mención especial a Emmanuelle Béart) y entre las nacidas en la década de los setenta del siglo XX, Marion Cotillard, con su premio Óscar por La vida en rosa (La Môme, 2007) y su profesionalismo, es sencillamente imbatible, aunque no olvido que en esa década vieron la luz Charlotte Gainsbourg y Audrey Tautou. ¿Y de las nacidas en los años ochenta? Todo indicaba que Mélanie Laurent sería el símbolo de esa generación, pero una parisina nacida en 1985 le quitó cualquier posibilidad. Su nombre completo es Léa Hélène Seydoux-Fornier de Clausonne y su presencia en las pantallas francesas e internacionales es enorme, su ritmo de trabajo parece hacerla omnipresente en el cine actual. Es la inconfundible rubia del diastema en los incisivos superiores.

Léa Seydoux

Su desempeño, obviamente, no es una casualidad ni un producto del azar. Esto corresponde a una trayectoria profesional absolutamente bien planeada que le ha permitido darse conocer no solo en Francia y en Europa, sino en Hollywood, donde una bella francesa bilingüe será siempre bien recibida. El exotismo vende en esa industria. Por eso fue una asesina profesional en Misión: Imposible – Protocolo fantasma (2011) y por eso fue también chica Bond en Spectre (2015) y asombrosamente volvió a aparecer en Sin tiempo para morir (No Time to Die, 2021). Tarantino se fijó en ella muy temprano y la incluyó en Bastardos sin gloria (2009), y lo mismo hizo Woody Allen en Medianoche en París (2011). Para Wes Anderson hizo un pequeño rol en El gran hotel Budapest (2014) y un papel clave en La crónica francesa (2021), como guardián de una prisión que se hace amante y musa de un prisionero artista. Hollywood la conoce, la aprecia y la valora. Ya Denis Villeneuve la tiene en el reparto de la segunda parte de Duna (2023).

Léa Seydoux en Spectre (2015)

Sin embargo, su filmografía verdaderamente importante se ha desarrollado en Europa. Christophe Honoré fue uno de los primeros que vio en ella un enorme potencial y la hizo protagonista de La bella persona (2008), una adaptación contemporánea de La princesa de Clèves de Madame de La Fayette. Léa interpreta a Junie, una estudiante recién llegada a París que se ve involucrada en una serie de relaciones afectivas –un compañero del Instituto, un joven profesor- que ella asume con cierta incredulidad y sin ganas de ser herida emocionalmente. Lo que en otras manos sería un romance juvenil intrascendente, se convierte acá en toda una cátedra de raciocinio romántico y autocontrol personal. Léa no tuvo inconveniente en mostrar su cuerpo desnudo, algo que ella asume con naturalidad en muchos de sus filmes. Con apenas 23 años, recibió por La bella persona una nominación al premio César a la actriz promisoria, distinción que repetiría por Dear Prudence (Belle Épine, 2011), de Rebecca Zlotowski.

Léa Seydoux

Su primera candidatura al César –el premio de la industria cinematográfica francesa- a mejor actriz protagónica fue por su excepcional rol en Adiós a la reina (Les adieux à la reine, 2012), de Benoît Jacquot, en la que interpreta a Sidonie Laborde, una criada que hace parte de la corte del rey Luis XVI, y que es la lectora y consejera literaria de María Antonieta, en los días en los que se inicia la revolución francesa. La relación platónica y de dependencia afectiva que ella genera con la reina está perfectamente desarrollada en esta película, en la que la perspectiva es siempre la de la servidumbre de la corte del palacio de Versalles. Hay mucha sutileza en el abordaje que Benoît Jacquot hace de este relato de vidas sometidas al capricho de una soberana que está pasando por una crisis personal infinita. No tuvo la misma suerte este mismo director con otro drama de época, Diario de una camarera (Journal d’une femme de chambre, 2015), nueva adaptación del texto de Octave Mirbeau, donde otra vez Léa hace parte de la servidumbre, en este caso de una familia del interior de Francia. Su papel de Célestine no puede compararse con el que Jeanne Moreau hizo en una versión previa del libro que dirigió el maestro Luis Buñuel en 1964. Ciertas elipsis mal ejecutadas muestran un descuido impresentable por parte de Benoît Jacquot. Y si fueron intencionales, peor aún.

Léa Seydoux

En estos filmes es evidente la ambigüedad moral y afectiva que los personajes de Léa Seydoux muestran. Esto lo confirma La historia de mi mujer (A feleségem története, 2021), de la brillante directora húngara Ildikó Enyedi. Ambientada en la París de los años veinte, es el relato del romance absolutamente impulsivo entre un solitario capitán de un barco carguero y una bella y disoluta parisina de la que nada sabemos. Si es infiel o no, si los celos del capitán son infundados, si la conducta de ella es apropiada y todo lo que creemos que pasa en realidad no tiene asidero… todos son elementos que contribuyen al misterio de una mujer que parece no contar con escrúpulos. Ese tipo de roles le calzan perfecto a una actriz que es capaz de esconder los sentimientos de sus personajes en pro del guion.

Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos, protagonistas de La vida de Adele (2013)

Dejemos de lado los dramas de época y exploremos su carrera en papeles de filmes ambientados en la actualidad. No exagero al afirmar que La vida de Adele (La vie d’Adèle, 2013) fue un parteaguas en su carrera. Esta película de Abdellatif Kechiche no solo ganó la Palma de oro en Cannes, sino que además fue capaz (aún) de escandalizar a un público que no esperaba una descripción tan explícita del deseo y la sexualidad entre dos mujeres. Léa Seydoux, con el pelo corto teñido de azul, es Emma, una homosexual que sostiene un romance con una joven mujer, Adèle (Adèle Exarchopoulos). Las escenas íntimas entre las dos superaron los límites auto establecidos del cine comercial y generaron debate por el modo en que se rodaron, que fue demasiado exigente para ambas actrices. Pero Cannes iba a recompensarlas: las dos ganaron la Palma de oro junto a la película, algo que por primera vez sucedió en ese festival.

Léa Seydoux

Tras eso, el éxito absoluto. Participaciones en películas de Bertrand Bonello, Yorgos Lanthimos, Xavier Dolan, Thomas Vinterberg y en dos filmes de Arnaud Desplechin, el segundo de los cuales, Fantasías de un escritor (Tromperie, 2021), es una adaptación de la novela Engaño, de Philip Roth, que es una pieza de cámara entre dos amantes en la Londres de finales de los años ochenta. Es el tipo de largometraje ideal para el lucimiento de Léa Seydoux: un personaje misterioso, ambiguo en sus intenciones, extremadamente sensual, con el control de sus sentimientos. Es imperdible. Tanto como lo es France (2021), de Bruno Dumont, una sátira bastante aguda al periodismo y a las vedettes de los medios de comunicación, capaces de manipular la realidad con tal de conseguir audiencia y fama. Dumont es implacable, Léa está perfecta en este filme: sus capacidades histriónicas fueron llevadas acá al límite. Fue nuevamente nominada al premio César por France.

Léa Seydoux

Mostrando su versatilidad, no solo brilló ante Cronenberg en Crímenes del futuro (2022), sino que se atrevió a despojarse de su aura de estrella y de su sensualidad para actuar para Mia Hansen-Løve en Una bonita mañana (Un beau matin, 2022) con la cara lavada, con el pelo muy corto y con la sencillez de una traductora viuda que tiene una hija pequeña, y vive con ella en un micro apartamento parisino. Con su padre padeciendo de una enfermedad neurodegenerativa parece no tener tiempo para sí misma. Pero hay pasiones que se encienden no solo inesperadamente, sino con la persona equivocada. Una bonita mañana es un drama que bebe del cine de los hermanos Dardenne y de Eric Rohmer, y que reconfirma las capacidades artísticas de Léa Seydoux.

Léa Seydoux

¿Qué podemos esperar de ella y de su carrera? Lo que ustedes imaginen. Con su talento sencillamente no tiene límites. Solo oportunidades para seguir brillando y deleitándonos.

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A. – Instagram: @tiempodecine

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