LAS MEJORES PELICULAS DE 2023: MI SELECCIÓN PERSONAL

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Como cada fin de año, les ofrezco aquí mi selección de los veintitrés mejores largometrajes que pude ver en 2023. Está conformada por estrenos comerciales en el país (9), películas que se presentaron directamente vía streaming en plataformas como Mubi, Netflix, Apple TV+ y Filmin (5) y otras encontradas en internet. Nada que hacer: limitarse exclusivamente a lo que las distribuidoras y exhibidoras traen al país es condenarse al subdesarrollo en términos de visionado fílmico. Y en estos tiempos eso es absurdo.  

Refiriéndome específicamente a la selección hay que resaltar que además de autores consagrados cuya presencia es indispensable (Scorsese, Erice, Anderson, Kaurismäki, Haynes), aparecen acá siete realizadoras, cinco de ellas presentando su primer largometraje. El vigor de esas nuevas voces es indiscutible y evidentemente esperanzador. Lo que pasó hace un año con Aftersun se ha amplificado y diversificado.

Los festivales de cine siguen siendo la gran vitrina del cine de intenciones artísticas. Acá en mi lista están las películas ganadoras de Cannes (Palma de oro y Una cierta mirada) y Venecia, así como dos filmes de la selección oficial del festival de Berlín. Cuando se estrenan fuera de esos ámbitos sin duda pierden visibilidad y prestigio.

2023 fue un excelente año para el cine, pero también se ha abierto más la brecha entre las necesidades de los cinéfilos versus lo que la distribución comercial ofrece. Si esta última sigue aplazando absurdamente los estrenos, va a terminar sencillamente quedándose sin público. Los interesados en ver determinado filme van a buscarlo activamente en internet… y van a encontrarlo. Eso es un secreto a voces.

Les dejo para su consideración este listado, absolutamente subjetivo. Ojalá responda a sus expectativas e intereses.     

Número 20: Blue Jean, de Georgia Oakley (Se exhibió comercialmente en cine).

“La dicotomía entre el explícito desfogue doméstico junto a su pareja Viv (Kerrie Hayes) y las maneras que Jean debe mantener en el colegio, marcan el drama de un filme construido con un enorme pulso, apoyado a toda hora en la zozobra de Jean, quien vive tomando todas las medidas posibles para que su lesbianismo no sea descubierto en el ámbito escolar, lo que incluye trabajar muy lejos de donde vive y de los sitios queer que frecuenta con Viv y sus amigas. El hecho de estar divorciada de una pareja masculina mejora “su posición” y disipaba alguna duda que su pelo corto y su distanciamiento pudieran generar. Pese a su camaradería y su alegría, la marginalidad marcaba la situación de las lesbianas de ese momento y por eso que ella mantuviera un empleo respetable era importante para todas como grupo. Era un símbolo callado de resistencia en medio de semejante persecución”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 19: Cómo tener sexo, de Molly Manning Walker (Disponible para streaming a través de Mubi).

“Supongo que lo que más echa de menos Tara es  la falta de vínculo. Paddy no muestra hacia ella el más mínimo afecto o consideración después de lo que vivieron. Para ella fue significativo así haya sido en esas condiciones tan poco ideales, para él no. Ella buscaba un poco de ternura acaso, un asomo de sensibilidad en medio de tanto fragor, delirio y estupidez. Por eso su shock, por eso su despertar, su extrañeza. De repente fue consciente de su humanidad y de la dignidad que ella conlleva y se sintió inerme, casi asaltada sexualmente en medio de la indiferencia de Em y  Skye, cada una buscando su propia satisfacción, cada una encerrada en su hedonismo”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 18: Sabotaje, de Daniel Goldhaber (Disponible para streaming a través de Filmin)

“La película empieza cuando todos van rumbo a Texas, cada uno desde su lugar de origen, buscando echar por los aires un oleoducto como símbolo de su inconformismo. En sucesivos flashbacks iremos conociendo sus antecedentes personales y que los hizo estar ahí. De esa forma iremos armando el rompecabezas narrativo de un filme de acción y suspenso que tiene alma de documental, y que más que el “concierto para delinquir” de un grupo de profesionales del crimen, es la protesta de un colectivo de activistas cansados de que nada pase y el cambio climático –cuyas consecuencias ellos padecen- no esté de prioridad A1 en la agenda política gubernamental. No son expertos en explosiones, tienen más corazón que técnica y conocimientos”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 17 (Empate): Mil uno, de A.V. Rockwell (Disponible para streaming pago a través de AppleTV+)

“No tiene dinero, ni trabajo u oportunidades, solo la acompañan el niño y la enorme rabia que siente por dentro frente a un sistema social que la condena a la marginalidad, a las calles y a la prostitución. Teyana Taylor explota en este rol toda la frustración del personaje, pero también su altivez y su propósito inquebrantable de sacar adelante a su familia, a la que va a sumar a su pareja, otro exconvicto, Lucky (William Catlett), que no es exactamente ejemplo de fidelidad conyugal, pero que se convierte para Terry en una inesperada y positiva figura paterna”. Lee aquí mi reseña completa.

Numero 17 (Empate): Suzume, de Makoto Shinkai (Se exhibió comercialmente en cine).

“Era arriesgado que el director Makoto Shinkai hubiera recurrido a un evento real para, a partir de ahí, desarrollar una trama fantasiosa que busca explicar desde su imaginación –con la ayuda del folclore y la mitología japonesas- por qué hay tanta inestabilidad geológica en el país. Y es riesgo al que me refiero era el de vulnerar la sensibilidad de quienes perdieron ahí a sus familiares y amigos. Una cosa es referirse a la lluvia derivada del cambio climático que supuestamente cae a toda hora sobre Tokio como en El tiempo contigo (Tenki no ko, 2019) y otra es construir un filme alrededor del recuerdo del terremoto más fuerte que ha padecido ese país y de lo que representa vivir a toda hora bajo la amenaza de un temblor de impacto impredecible. Sin embargo la apuesta jugó a su favor: el director Shinkai supo manejar el tema con absoluta sensibilidad, con la perspectiva de una sobreviviente”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 16: Priscilla, de Sofia Coppola (Se exhibe comercialmente en cine en Argentina y México. A Colombia llega el 4 de enero).

“Sofia Coppola disfruta mostrándonos toda la parafernalia que rodeaba a las chicas de la época en cuanto a maquillaje, peinado, vestuario, aderezos, perfumes y decoración. Eso lo hace con gran  fruición y enorme detalle, no es algo superfluo para ella: es parte fundamental de lo que implica ser mujer y joven. Además es su marca como directora. Su mirada como autora ha estado siempre en el centro del debate entre estilo y sustancia, pero para ella es imposible separarlos. Su cine es la representación viva de una casa de muñecas, un ambiente perfectamente controlado y hermosamente dispuesto para nuestro disfrute (según nos guste su estilo o no)”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 15: Juego limpio, de Chloe Domont (Disponible para streaming a través de Netflix).

“El largometraje debut de la directora y guionista Chloe Domont –tras años dirigiendo episodios de series de televisión- ha sido toda una revelación. Juego limpio triunfó en el Festival de Sundance y fue adquirida por Netflix por veinte millones de dólares para exhibirse brevemente en los cines y posteriormente en su plataforma. La película funciona como exploración del mundo corporativo, sus bajezas y su capacidad de corrupción -hay ecos de The Assistant (2019)- y funciona sobre todo como disección de la vida afectiva: es el relato de un hombre que se va desestabilizando a medida que su pareja tiene éxito y se integra a círculos de poder que le son inalcanzables”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 14: Los delincuentes, de Rodrigo Moreno (Disponible para streaming a través de Mubi).

Los delincuentes es una película de cocción lenta, derivativa y reflexiva, que pese a esa calma, que no es propia de las películas de robos, tiene una tensión interna palpable construida con muy buen pulso narrativo: el anhelo de Morán que hace que soporte todo y que encuentre solaz en los libros (hermosa la lectura en voz alta de La gran salina de Ricardo Zelarayán), la ansiedad de Román que por poco echa a perder las cosas; su nuevo existir junto a una joven que complica todo sin saberlo (una excelente Margarita Molfino), su fidelidad al compañero que hizo el mayor sacrificio… No es esta una película para cinéfilos con prisa, ni para aquellos que busquen una resolución rápida y clara al drama expuesto”. Lee mi reseña completa aquí.

Número 13: R.M.N., de Cristian Mungiu (Se exhibió comercialmente en cine).

“En el presskit de R.M.N. distribuido cuando el filme se estrenó en Cannes, el director rumano Cristian Mungiu afirma que “aparentemente, la empatía y otras habilidades sociales se generan en la superficie de la corteza cerebral, mientras que los instintos más animales que ayudaron a los humanos a sobrevivir ocupan el resto del 99% del cerebro”. No hay resonador que detecte la empatía, pero tampoco la xenofobia, el fanatismo o la intolerancia derivadas de los instintos más primarios. La resonancia fracasa, el ser humano también. Solo en la superficie y en la anatomía somos iguales, las corrientes mentales atávicas nos separan, llenándonos de miedo por el otro que desconocemos”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 12: Oppenheimer, de Christopher Nolan (Se exhibió comercialmente en cine. Disponible para streaming pago a través de Apple Tv+).

“Robert Oppenheimer fue un personaje polémico y así lo presenta Nolan, sin concesiones nostálgicas o laudatorias. Nada sabremos de su familia, más allá de una mención a su padre y de la existencia de su hermano Frank, con quien compartió reuniones sindicales promovidas por el partido comunista norteamericano, al que Robert nunca se afilió, pero con el que evidentemente simpatizó. Allí en esos encuentros semiclandestinos conoció a Jean Tatlock (Florence Pugh), una médica que iba a convertirse en su amante, relación que se prolongó incluso cuando Robert se casó con Kitty Puening (Emily Blunt), otra activista comunista. La relación explicita con Jean añade capas de humanidad al perfil, nada rígido, de Robert Oppenheimer, que la película muestra. Sus declaradas ideas liberales y de izquierda, y sus vistosos amoríos con varias mujeres no fueron impedimento cuando el gobierno de Estados Unidos lo necesitó para liderar el proyecto Manhattan”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 11: John le Carré: volar en círculos, de Errol Morris (Disponible para streaming a través de Apple Tv+).

“Un literato con una vida tan fascinante como la de John le Carré requería un documentalista tan avezado como Morris y esta conjunción se dio en este documental, donde entrevistador y entrevistado están a la misma altura intelectual. Además se conocían, se respetaban y se admiraban mutuamente. Solo era asunto de hacer las preguntas, los comentarios o las reflexiones pertinentes para que los pensamientos y los recuerdos fluyeran, y una vida en primera persona desfilara frente a nosotros en el otoño de su rico existir. Palabras como traición, simulación, engaño, actuación, duplicidad y secretos se antojan perfectas para definir la obra de uno de los novelistas más celebrados del género de espionaje –títulos como El espía que surgió del frío, El topo o La gente de Smiley dan cuenta de su maestría- pero en realidad en el contexto de este documental tales palabras se usan para definir su propia vida”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 10 (Empate): Secretos de un escándalo, de Todd Haynes (Disponible para streaming a través de Netflix Estados Unidos).

“La dualidad la define el diccionario como la “existencia de dos caracteres o fenómenos distintos en una misma persona o en un mismo estado de cosas” y así se siente Elizabeth. El director Haynes refuerza esta sensación desde lo visual haciendo constantes paralelismos entre ambas, sea frente a un espejo u oponiéndolas en un mismo plano. El referente automático es ver lo que hizo Ingmar Bergman con Liv Ullmann y Bibi Andersson en Persona (1966) con esa magnífica fusión de personajes y de almas. Secretos de un escándalo sigue un hilo conductor parecido: el de la fascinación malsana por otro ser en el que pretendemos vernos”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 10 (Empate): Hojas de otoño, de Aki Kaurismäki (Se exhibió comercialmente en cine).

“Pese a la abstracción, la actualidad cae como un mazo sobre los personajes. La invasión rusa sobre Ucrania, el cerco a Mariúpol, los bombardeos sobre suelo ucraniano… el radio transistor de Ansa se enciende cada día con esas noticias que se antojan omnipresentes y sin posibilidad de escape. Puede que la Finlandia de Kaurismäki solo exista en su mente, pero la guerra es transversal a su mundo y a la realidad. Y él quería que fuéramos conscientes de eso: que su cine no es exactamente una fábula escapista. Que en él hay pobreza, refugiados, inmigrantes, injusticia social, desempleo, tráfico de drogas, alcoholismo, adicciones, trastornos mentales y mucha soledad. Por eso esta frágil historia de amor parece un bálsamo en medio de tanto dolor”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 9: Pobres criaturas, de  Yorgos Lanthimos (Llega a los cines el 25 de enero de 2024).

Pobres criaturas parece por todo eso, un organismo vivo. Una criatura indomable, de difícil control, sin embargo Lanthimos, que no es ningún director timorato, nunca pierde el norte de lo qué quiere contarnos y lo que quiere satirizar desde lo social, lo político y lo patriarcal. La emancipación de Bella está relatada con brío, con la fuerza incontrolable de un orgasmo. A veces caótica, a veces indescifrable,  a veces misteriosa, a veces sensual, a veces rabiosa… Pobres criaturas es una película-mujer y eso lo explica y lo justifica todo”. Lee aquí mi reseña completa. 

Número 8: As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen (Se exhibió comercialmente en cine. Actualmente está disponible para streaming a través de Eventive)

“Me gusta cuando una película no arroja información excesiva para hacerse entender, que respeta al público y le suministra la información suficiente para que se vaya enterando de las situaciones en el momento justo, sin subestimarlo. Cuando As Bestas empieza, se está desarrollando una partida de dominó en un bar de algún pueblo, los personajes están hablando en gallego y están discutiendo de un asunto que no entendemos bien. Lo que sí queda claro es que hay un personaje más agresivo en la defensa de sus argumentos que todos los demás y que parece imposible de controvertir. Es Xan”. Lee mi reseña completa aquí.

Numero 7: Pasajes, de Ira Sachs (Disponible para streaming a través de Mubi).

“Uno de los tres va a flaquear, uno de los tres va darse cuenta que estaba embelesado mirando una pompa de jabón, y cuando esta estalla, pretende reencontrar cosas que ya no estaban en el mismo lugar que las dejó: sencillamente se habían movido hacia adelante. Dejar todo tirado tras una quimera, luego sentir celos, pretender que nada pasó, abandonar ahora otra ilusión, enfrentarse a una nueva e ineludible responsabilidad, pretender darle una solución “cómoda”, fracasar, intentarlo en el otro lado del triángulo, estrellarse contra los propios e insalvables errores… Pasajes es una crónica de la inmadurez emocional de una persona que no es responsable de asumirse como adulto”. Lee mi reseña completa aquí.

Número 6 (Empate): Anatomía de una caída, de  Justine Triet (Se exhibió en cine en Estados Unidos y España. Llega a la cartelera de Latinoamérica el 15 de febrero de 2024).

“Eso va pasando a un segundo plano cuando lo que empieza a surgir en el juicio es la vida privada de esta pareja, las contradicciones, dolores, recriminaciones, engaños, frustraciones, desilusiones y traumas personales que han hecho parte de su pasado común y que quizá repercutieron en un presente en el que una mujer –sin remordimientos- se enfrenta a la justicia, tratando de expresarse y de explicarse en un idioma que no es el suyo. Anatomía de una caída juega con la ambigüedad. Sandra no es la típica viuda acongojada, ella sabe que ser culpable no es lo mismo que sentirse culpable y que culpar a alguien de algo, no nos responsabiliza por la culpabilidad (o no) que esa persona sienta y cómo lo asuma: eso es lo que trata de explicar en el juicio”. Lee mi reseña completa aquí.

Número 6 (Empate): Vidas pasadas, de Celine Song (Se exhibió en cine en Estados Unidos y España).

¿Ustedes notaron que cuando por primera vez se encuentran Hae Sung y Nora en la ciudad la cámara se resiste a ponerlos en un mismo plano? Lo que diferencia a Vidas pasadas de las comedias románticas estadounidenses es que no está contagiada de wishful thinking. No prima acá la ilusión mágica, la emoción de los años compartidos que barre con todo lo construido. Hae Sung tiene el recuerdo de una niña de la que se enamoró, pero esa niña es ahora Nora y de ella la separan no solo años, sino una cultura diferente y lo más importante: una vida construida de manera autónoma, lejos de él. Lee aquí mi reseña completa.

Número 5: Asteroid City, de Wes Anderson (Se exhibió comercialmente en cine).

“Es tal la complejidad del marco narrativo de Asteroid City, que este relato de la creación escénica es contado dentro de un programa de televisión de los años cincuenta (en blanco y negro) que nos habla del backstage del montaje teatral, y que incluye un narrador omnisciente, interpretado por Bryan Cranston. Ahí se nos advierte que Asteroid City es una obra teatral. Lo que nos muestra Wes Anderson es tanto el proceso como el resultado. La película que vemos a color (con un fuerte virado que refuerza su irrealidad) es lo que se supone ven los espectadores que asisten a la función de teatro. Wes Anderson no tiene que explicar esta vez los decorados de cartón y las maquetas, ni su artificialidad: todo es parte de las convenciones teatrales de una obra que está dividida en tres actos y un epílogo (pausas que este director sabe usar como pocos)”. Lee aquí mi reseña completa.

Número 4: Godland, de Hlynur Pálmason (Se exhibió comercialmente en cine en Estados Unidos).

“Leamos lo que nos dicen a manera de prólogo de este largometraje: “Se encontró una caja de madera en Islandia con siete fotografías de placa húmeda tomadas por un sacerdote danés. Estas imágenes son las primeras fotos de la costa sureste. Esta película está inspirada por estas fotografías”. ¿Dónde se encontró esa caja? ¿Hace cuánto? ¿Qué muestran las fotos? ¿Cuáles de ellas se reproducen en el filme? Esas preguntas surgen en la cabeza de cualquiera al enterarse de este suceso y con esa expectativa nos lanzamos al universo de Godland esperando respuestas o por lo menos encontrar una ficción que le haga justicia a tal hallazgo histórico”. Lee mi reseña completa aquí.

Número 3: Los que se quedan, de Alexander Payne (Se exhibió comercialmente en cine en Estados Unidos. Actualmente está en cartelera en México).

“Me preocupaba una falsa redención de los personajes. Temía que la película derivara hacia terrenos falsamente optimistas donde se generaran cambios súbitos de la personalidad de los protagonistas, derivados de un repentino e improbable arrepentimiento, motivado quizá por el espíritu navideño y por las experiencias padecidas. Por fortuna Alexander Payne es un juicioso observador de lo que somos como seres humanos y no cometió una torpeza así”.  Lee mi reseña completa aquí.

Número 2: Los asesinos de la luna, de Martin Scorsese (Se exhibió comercialmente en cine. Disponible para streaming pago a través de Apple TV+ y Filmin).

“A Scorsese el crimen organizado siempre le ha interesado, la comunión del mal que une fuerzas como una empresa, y en el libro de Grann encontró una conspiración digna de su prestigio. Por eso para poder contarnos los entretelones de esa “maquinaria”, decidió contarnos desde el principio quienes eran los responsables de esta masacre y quien era el cerebro criminal encargado de orquestar todo. Así –a diferencia del libro- nos revela “sus cartas” para que, desvelado el misterio, suframos junto con las víctimas los ardides, engaños y trampas que padecen a manos de personas que parecen honorables e inofensivas”. Lee mi reseña completa aquí.

Número 1: Cerrar los ojos, de Víctor Erice (Se estrenó en Cannes y en San Sebastián, En España se exhibió comercialmente desde septiembre).

“Erice dedica la primera parte de su película al envejecer e irse (no estar)  y la segunda al olvidar (al dejar de ser). Sabe lo que implica el peso de la memoria. Lo que supone recordar cada dolor, cada batalla, cada frustración. Lo difícil que es sostener ese peso, a sabiendas que ese pasado es inmodificable y que nos hizo lo que hoy somos. Y si a eso sumamos la desaparición o el olvido de aquellos que vivieron junto a nosotros ese pretérito, entonces todo se torna más insoportable aún”. Lee aquí mi reseña completa.

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.   

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